A pesar de los antecedentes citados, la idea en sentido moderno del
CBU es relativamente reciente porque es en 1973
cuando se organiza en Francia el primer
congreso de la IFLA sobre
El aspecto sustancial y diferenciador de las iniciativas anteriores es
que frente a su actitud centralizadora de Otlet y LaFontaine, por ejemplo,
ahora se determina que no se alcanzará el control bibliográfico internacional
si se ignoran las condiciones de control y supervisión nacional y si no
se elaboran y usan instrumentos
normativos de carácter internacional para lograr la homogeneidad de los
registros.
El programa responde pues a dos convicciones:
1. Cada
país es el mejor cualificado para
identificar y registrar sus publicaciones. La existencia de un adecuado control bibliográfico nacional
es una condición imprescindible para
que pueda darse el CBU. Las fases a
seguir serían configurar los catálogos nacionales, luego los catálogos
continentales y finalmente podría alcanzarse un catálogo universal.
2. Todos los países tienen que estar
dispuestos a aplicar normas
bibliográficas internacionales. Cada país tiene su contribución en el CBU,
pero esa contribución puede variar cuantitativamente, no cualitativamente. Y
para que esa contribución sea homogénea tienen que existir unas normas internacionales.
Hay que señalar que antes del congreso de la IFLA en 1973, la UNESCO
puso en marcha el Programa UNISIST (1971), con la intención de establecer
mecanismos para conseguir un sistema de intercambio internacional de la
información.
Por su parte, el Programa NATIS (1974) trataba de
poner en marcha las infraestructuras nacionales que desembocaran en un sistema
de control e intercambio de información bibliográfica.
En este marco, el Programa DUP (Disponibilidad Universal de
las Publicaciones) se
presenta como un complemento del CBU que pretende dar la posibilidad de obtener
cualquier publicación en cualquier sitio. Las NTIC están permitiendo muchos
avances en este sentido.
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