miércoles, 26 de abril de 2023

Etapas en la relación con una madre

 

Según la psicóloga Julia Atanasopoulo existen cuatro etapas en la relación entre madre e hijo:

 

- De 0 a 6 años.

- De 7 a 13 años.

- De 14 a 20 años.

- De 21 años en adelante.

 

Trataré de explicar estas etapas desde la bonita experiencia vivida con mi madre que es la persona más importante que he tenido en mi vida y que ha influido mucho en mi devenir diario.

 


Según Julia Atanasopoulo en la primera etapa de 0 a 6 años, la madre es el mundo entero, la ternura y el referente y es una de las mejores etapas que recuerdo de mi gran relación con mi madre, una mujer que no se dejó influir por esas normas absurdas que llevamos tanto tiempo soportando y que me tenía en brazos todo el tiempo posible, y no se cansaba.

 

Recuerdo con mucho cariño aquellos tiempos en que me llevaba en sus brazos a todas partes, sus besos, sus caricias, sus cucamonas.

 


En la etapa de 7 a 13 años según Atanasopoulo, ya no se necesitan tanto pero sigue siendo importante como la proveedora de sus necesidades.

 

Estos años fueron muy importantes para mi en la relación con mi madre. Nuestra relación era muy especial y hacíamos muchas cosas juntos y ya comenzaba a ayudarla en las labores de la casa.

 


La etapa más conflictiva de los 14 a los 20 años que según esta psicóloga sobra madre controladora, supe salir con cierta astucia de ciertas imposiciones que me trataba de hacer como la compra de ropa, escogiendo al final lo que mi madre no quería. Las diferencias las llevábamos mi madre y yo de manera no traumática, ya que por circunstancias personales era mi principal valedora y mi gran referente.

 


En la etapa de los 21 años en adelante tuvimos la etapa de harmonía y serenidad que destaca esta especialista y hoy en dia aunque sea espiritualmente, sigue siendo un gran referente en mi vida.

 

 


miércoles, 19 de abril de 2023

El libro en Roma

 

El libro romano es una réplica del griego. El soporte más utilizado fue también el papiro, ya que las relaciones comerciales con Egipto facilitaron su suministro. Sin embargo, en Roma se produjeron importantes cambios en cuanto a la difusión y elaboración del libro.

           

            Se comenzó la comercialización del libro, que dará lugar a la aparición de librerías editoriales, talleres donde se fabricaban y vendían los libros, donde los esclavos copiaban los textos. Además, se organizaban lecturas públicas, a modo de campañas de publicidad para dar a conocer las novedades. Había gente especializada, además, en acudir a las audiciones públicas, retener los textos en la memoria para después escribirlo y venderlo.      

 

            En Roma también se produjo un importante cambio en la elaboración del libro. Además del papiro, también se utilizaron tablillas enceradas, que los romanos llamaban “Codex”, y se utilizaron sobre todo para anotaciones breves y para la enseñanza. Esta forma irá desplazando al rollo, hasta crear la configuración que hoy tenemos del libro.

 

El codex tenía una disposición diferente de los textos, y su origen estaba en la unión de 2 ó más tablillas, atadas por uno de sus lados, que se podían cerrar sobre sí mismas, la cara interna estaba untada con una capa de cera sobre la que se podía escribir con un punzón. Al principio, el codex encontró cierta resistencia como alternativa al volumen (rollo de papiro) pero su facilidad de consulta hizo que finalmente se impusiera su uso. Los cristianos observaron en el códex una mayor capacidad que permitía reunir series de escritos útiles para las comunidades, ya que era más fácil localizar los textos que convenía leer a la audiencia en las reuniones.

jueves, 13 de abril de 2023

La importancia de coger en brazos cuando se es pequeño

Cuando se tiene un bebé, muchas madres o incluso los padres, se ven bombardeados por consejos de su entorno en el que escuchan frases como "No lo cojas en brazos, que se acostumbra", "Tiene que aprender a dormir solo" o "Déjalo llorar", sin saber el perjuicio que se hacen a ellas y a la criatura.

 

Según diversos estudios de especialistas, coger a los hijos en brazos trae positivos beneficios a los padres y al niño y se convierte en un hecho agradable para ambas partes.

 

Según el pediatra Carlos González el primer contacto con el bebé es esencial para luego no considerarlo una carga y no sufrir agobios y si después del parto tiene a su hijo junto a ella al menos dos horas, se siente segura y quiere estar con él las 24 horas.




 

Pero las normas absurdas de las que hemos hablado al principio cortan esa saludable relación entre madre e hijo y como dice Carlos González es lo agradable lo que prohíben, "No lo cojas en brazos que lo malcrías", "no lo metas en tu cama, que luego no lo podrás sacar".

 

Al niño hay que cogerle en brazos, acariciarle, cantarle, sentir el calor de su piel, deleitarnos con su olor, dormir al sonido de su tranquila respiración y notar como su cuerpo se amolda al nuestro para así establecer empatía.

 

Otra absurda norma que hay que escuchar de la sociedad es que con la costumbre de coger al niño en brazos y meterlo en la cama, se le está creando dependencia y como dice Carlos González ¿Es qué es el único niño de año y medio o dos que todavía vive con sus padres?

 

Estas absurdas normas que nos imponen convierten la crianza de la criatura en un sacrificio y en una abnegación, cuando debería de ser algo placentero y feliz.

 

Afortunadamente he tenido una madre que no se dejó llevar por estas absurdas imposiciones que la trataron de imponer como me confesó en su día y mantuvo este contacto físico conmigo todo el tiempo que creyó oportuno. Me llevaba en brazos a todas partes hasta casi los tres años, jugaba conmigo todo el tiempo que hacía falta, si lloraba enseguida estaba conmigo para calmarme, me hacía todas las cucamonas del mundo, me comía a besos con mucha frecuencia y ni he sido malcriado, ni dependiente.


 


Es más, como dice Carlos González, todo esto creó una empatía y una unión entre nosotros que incluso hoy en día se mantiene espiritualmente.

 

Y he podido comprobar, por mis vivencias y mis observaciones, que las personas que no disfrutan de este contacto físico con su madre, son las que luego cuando son mayores son más agresivas e irascibles.

 

El ser criado con continuo contacto físico con mi madre, me ha aportado experiencias muy positivas en la vida y ha sido fundamental para mi posterior comportamiento como adulto.




 

Al convertirme en padre, todos estos aspectos positivos como cogerla en brazos, meterla en la cama, no dejarla llorar o jugar y hacerla cucamonas, lo he practicado con mi hija y con 15 años ni es malcriada ni está mal acostumbrada, al igual que yo tampoco lo estoy con 57 años.