19 abril 2023

El libro en Roma

 

El libro romano es una réplica del griego. El soporte más utilizado fue también el papiro, ya que las relaciones comerciales con Egipto facilitaron su suministro. Sin embargo, en Roma se produjeron importantes cambios en cuanto a la difusión y elaboración del libro.

           

            Se comenzó la comercialización del libro, que dará lugar a la aparición de librerías editoriales, talleres donde se fabricaban y vendían los libros, donde los esclavos copiaban los textos. Además, se organizaban lecturas públicas, a modo de campañas de publicidad para dar a conocer las novedades. Había gente especializada, además, en acudir a las audiciones públicas, retener los textos en la memoria para después escribirlo y venderlo.      

 

            En Roma también se produjo un importante cambio en la elaboración del libro. Además del papiro, también se utilizaron tablillas enceradas, que los romanos llamaban “Codex”, y se utilizaron sobre todo para anotaciones breves y para la enseñanza. Esta forma irá desplazando al rollo, hasta crear la configuración que hoy tenemos del libro.

 

El codex tenía una disposición diferente de los textos, y su origen estaba en la unión de 2 ó más tablillas, atadas por uno de sus lados, que se podían cerrar sobre sí mismas, la cara interna estaba untada con una capa de cera sobre la que se podía escribir con un punzón. Al principio, el codex encontró cierta resistencia como alternativa al volumen (rollo de papiro) pero su facilidad de consulta hizo que finalmente se impusiera su uso. Los cristianos observaron en el códex una mayor capacidad que permitía reunir series de escritos útiles para las comunidades, ya que era más fácil localizar los textos que convenía leer a la audiencia en las reuniones.

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