COMO NACE UN LIBRO:
El gran reto del papel en blanco
Pasar de las musas al teatro como diría Lope. Ese es
el gran desafio del escritor. Luego, cada autor sigue un procedimiento
diferente. Luis Miguel Ubeda (Euskadi
herida) no cree en la inspiración ni tampoco que sea bueno apoyarse en ella.
Trabaja con un guión estructurado, las ideas le surgen mientras está
corrigiendo, investigando. Por su parte, Victor Claudín (Esos pólenes oscuros)
utiliza el ordenador, pero lleva un cuaderno para tomar notas en los cafés, en
el coche o en el trabajo. Sin embargo, Luis Otero (El sexto, no fornicar)
necesita trabajar de manera cómoda, con ropa vieja; escribe en el ordenador,
pero tiene que corregir en papel, siempre sentado y en su despacho. Sin
embargo, para Paula Izquierdo (El hueco de tu cuerpo) solo hace falta ganas y
entusiasmo.
Como se llega a publicar
El escritor puede utilizar varios métodos para hacer
pública su obra. Uno de ellos es enviar una copia al departamento de recepción
de manuscritos de la editorial, como en el caso de Víctor Claudín, que aún
conserva tres libros inéditos guardados. Por su parte, Luis Miguel Ubeda trabaja
por libre acudiendo a las editoriales cuando tiene su obra finalizada. Sin
embargo, otros autores como Luis Otero escriben sus obras por encargo,
ciñéndose al tema propuesto por la editorial. Una última opción, utilizada
sobre todo por escritores noveles, es enviar sus obras a concursos o certámenes
literarios, como el Dulcinea, el premio Azorín, el premio Pablo Rico o el
premio Nadal de novela.
Cara a cara con el editor
La relación entre escritor y editor suele darse de dos
maneras; a través del agente literario del autor (profesión curiosamente
ejercida en su mayoría por mujeres), o mediante el contacto directo con el
autor. En cuanto al contrato, si el intermediario es un agente, será él quien
realice los trámites de gestión. Sin embargo, la mayoría de autores y editores
opinan que la relación directa entre ambos suele dar mejores frutos, pero este
aspecto depende también del tipo de producción literaria, es decir, si esta se
realiza por encargo o por propia voluntad.
Y ahora viene el contrato
El autor cede al editor el derecho de reproducción de
su obra y de distribuirla a cambio de una compensación económica. Por su lado,
el editor se compromete a realizar estas operaciones por su cuenta y riesgo. El
contrato de edición debe formalizarse por escrito y expresar unos mínimos
requisitos: su ámbito territorial; la remuneración del autor, que suele rondar
entre el 6% y el 10% de los beneficios; el número máximo y mínimo de ejemplares
que se imprimen y que se queda el autor para su uso personal. Con Euskadi
herida, de Luis Miguel Ubeda, se llegaron a tirar 4.100 ejemplares. Otro
requisito es el plazo de la puesta en circulación de los ejemplares, que no
podrá exceder de dos años a partir de la entrega del manuscrito al editor.
La duración del contrato oscila entre los cinco y diez
años. Luis Otero apunta que los derechos de reproducción contemplados en el
contrato deberían estar más claros, ya que si quieres escribir sobre tu obra en
prensa, la editorial puede prohibírtelo.
Ilustraciones y dibujos
Las ilustraciones y cubiertas suelen ser la última
fase creativa, ya que los dibujos y en especial la portada deben condensar el
tema de la obra y, además, atraer al público. Los editores, o bien contactan,
directamente con los dibujantes, o lo hacen a través de publicaciones o
agencias de publicidad. En España, por desgracia, no se paga mucho, además han
bajado los precios por ilustración al comprarme cada vez menos libros, dice
Alfonso Azpiri, uno de los dibujantes más importantes de España, que, además de
dibujar cómics, ha ilustrado libros y cubiertas.
DEL BORRADOR A
La lectura previa
ante todo
El departamento comercial de la editorial es el
encargado de las fases previas de lectura, antes de la aprobación final.
Primero seleccionan los temas de interés público y después al autor haciendo
unas pruebas iniciales. Este es el caso de la editorial Libsa, en la que el
propio jefe del departamento, Emilio Mata, pide a los escritores pruebas tales
como la redacción de un capítulo sobre un determinado aspecto de la obra que
quieren realizar. A continuación, seguirán determinadas pautas para elegir al
autor que se encargue de escribir el libro, como por ejemplo la técnica, el
lenguaje o la forma. Antes de la aprobación definitiva suelen hacerse, al
menos, dos lecturas previas, que habitualmente realiza el departamento de
lecturas de la editorial, normalmente integrado por filólogos.
Traducciones
Los requisitos exigidos a un traductor son dominar a
la perfección las técnicas de traducción, la lengua a traducir y por supuesto
el castellano. Las editoriales afirman que en la actualidad hay muchos y muy
buenos traductores en nuestro país.
Los idiomas que más se suelen traducir son el inglés,
el francés, el alemán y el italiano. Por supuesto, están mucho mejor pagadas
las traducciones de idiomas que se hablen menos, como por ejemplo, los del este
de Europa o los asiáticos, cada vez más demandados. Existen, además, gremios y
asociaciones que acreditan su profesionalidad.
La corrección
La corrección de textos tiene dos fases: corrección de
estilo y de pruebas. La primera consiste en detectar los posibles fallos
gramaticales. El texto no suele tocarse mucho en esta fase, ya que los errores
son escasos y se debe respetar mucho el estilo del autor. La corrección de
pruebas consiste en la búsqueda de la pesadilla de todo editor: las erratas.
Los correctores de pruebas, muy necesarios para la industria, son escasos al
ser un oficio mal pagado, a pesar de que la corrección informática rara vez
resulta eficaz.
El soporte y los
análisis de costes
Editar consiste en dar una dura forma atractiva y de
calidad a un texto. Dependiendo de la colección o del estilo de la editorial,
existen maquetaciones y paginaciones predeterminadas y estudiadas. Dentro de un
presupuesto hay que ofrecer un formato de calidad con precios accesibles al
comprador. Un formato de calidad se basa más en el análisis que en gastar
dinero, dicen los editores. Por su parte, el precio del papel suele ser estable
y, además, las nuevas tecnologías han facilitado y abaratado la fotocomposición
y la fotomecánica, la fase previa a la impresión.
La logística de
la distribución
Las editoriales medianas o grandes, como por ejemplo,
Metáfora Ediciones o Editorial Castalia, suelen tener almacenes y
distribuidores en cada una de las 12 regiones en las que se divide España a la
hora de distribuir libros.
Así se crea un fondo repartido por todo el país para
que los libros tarden como mucho seis o siete días en llegar a la librería. Las
editoriales más pequeñas suelen contar sólo con un distribuidor en Madrid y
otro en Barcelona. Existen otros distribuidores para el extranjero, como por
ejemplo, Océano, que distribuye libros de la editorial Lengua de Trapo en
Sudamérica, o Celesa, empresa donde participan el Ministerio de Cultura y
muchos accionistas editoriales, y que es uno de los mayores distribuidores de
libros españoles fuera de nuestro país.
La vida del libro
La vida comercial de un libro depende en gran medida
del género, la colección a la que pertenece o la línea que sigue la editorial
que lo publica. En el caso de las editoriales de fondo, donde las novedades
tienen la misma vigencia que el primer libro que se editó, el margen de vida
comercial será algo más amplio.
Por desgracia, la regla general es que la etapa de
comercialización de una obra es hoy bastante breve, debido al inmenso volumen
de producción editorial. Por ello, pasado un tiempo determinado, los libreros
se ven obligados a devolver el stock de un libro a las editoriales.
Casi todos los editores coinciden en señalar que el
balance de los resultados comerciales de un libro no puede hacerse hasta que no
han pasado como mínimo seis meses desde su fecha de publicación inicial.
Promoción
La publicidad en torno a los libros es escasa, ya que,
debido a sus costes, sólo las grandes editoriales pueden permitírselo. La labor
de promoción del libro la llevan a cabo en la actualidad los medios de prensa
escrita a través de las secciones culturales y los suplementos literarios. La
prensa recibe las novedades que le envían las editoriales, para luego publicar
las de más interés. Otra fórmula de promoción son las presentaciones que los
autores hacen de sus nuevas obras.
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