miércoles, 26 de julio de 2023

Introducción y antecedentes del libro del siglo XVI

El siglo XVI supone el afianzamiento definitivo de la imprenta y el desarrollo del libro impreso con sus características propias.

 

El libro en este siglo, está determinado por su antecedente más crucial: la invención de la imprenta y los incunables de mediados del Siglo XV.

·         Se atribuye la invención a Gutemberg, que imprimió el primer libro (La Biblia de las 42 líneas) hacia 1456. Como indica Svend Dahl, su gran hallazgo fue la construcción de un instrumento de fundición práctico para la producción de tipos móviles de metal (mucho más duraderos), y haciendo posible su empleo efectivo.

 

·         La imprenta se difundió rápidamente desde Maguncia a toda Europa,

·   Con impresores como: Fust y Schoeffer, en Alemania; Sweynheim y Pannartz, en Italia; Caxton, en Gran Bretaña, y Juan Párix, en España.

·   Y con obras como: La Biblia Mazarina de Gutemberg; El Salterio de Maguncia, de Fust y Schoeffer;  y el Sinodal de Aguilafuente, de Juan Párix.

·   Estos primeros libros impresos (llamados incunables, hasta el 1500), imitaban al códice manuscrito, por ser el referente librario demandado en el momento.

 

Es en el siglo XVI, cuando el libro impreso comienza a tener sus características propias. Surge así, una nueva industria, capaz de producir libros uniformes y repetibles, con la posibilidad de aumentar su producción haciéndola más rápida y accesible. 

lunes, 17 de julio de 2023

Como prepararse para trabajar en la biblioteca en un trabajo de investigación

  

  1. Averigüe como retirar libros, concertar una entrevista con un bibliotecario referencista, pedir libros o artículos mediante préstamos interbibliotecarios y obtener asistencia en la utilización de las bases de datos o Internet.
  2. Inscribirse en clases sobre la utilización de la biblioteca, especialmente de las fuentes electrónicas, incluyendo Internet.
  3. Obtenga materiales como tarjetas, tiras de papel, blocs de papel, tijeras, etcétera.
  4. Estudie las sugerencias para confeccionar tarjetas de fuentes.
  5. Examine los ejemplos de fichas.
  6. Decida que estilo es el mejor para documentar su trabajo.

 

 

viernes, 14 de julio de 2023

Las bibliotecas de la Baja Edad Media

 

Contexto histórico

 

Una vez superado el terror al fin del mundo que provocó el año 1000 y que marcó la Alta Edad Media, entramos en una época de recuperación económica, con más comercio, más profesiones y más población. Las ciudades empiezan a tomar fuerza y la actividad cultural pasa del aislamiento del monasterio en zonas rurales al bullicio de los núcleos urbanos, que responden mejor a las nuevas necesidades. Las instituciones por excelencia de la Baja Edad Media son la catedral y la universidad, que nace en estrecha conexión con la Iglesia.

La vida monástica entra en decadencia en muchos lugares. Sin embargo, los libros seguirán produciéndose, incluso en mayor cantidad, en las escuelas catedralicias, que tenían su escritorio y su biblioteca.

 

El libro se diversifica en sus usos y temáticas y deja de ser patrimonio exclusivo de los centros eclesiásticos.

 

En cuanto a las características físicas del libro bajo medieval, Armando Petrucci establece las siguientes:

 

-       Estructura: en dos columnas para facilitar la consulta puntual y la lectura. El texto empieza a dividirse en capítulos y divisiones. También aparecen puntuaciones, como el calderón, que servía de punto y aparte.

 

-       Tamaño: cada vez hay más libros pequeños y medianos.

-       Ilustración: se sigue el estilo artístico imperante, el gótico. De ahí que el libro bajo medieval se denomine también libro gótico. El texto aparece rodeado de bandas decorativas que perdurarían hasta después de la imprenta.

-       Escritura: la letra gótica fue la utilizada en Europa durante toda la Baja Edad Media. Surge en parte como una respuesta a la necesidad de una escritura cada vez más rápida. Su aspecto es anguloso, recargado y compacto, con diferencias entre rasgos gruesos y finos.

-       Lengua: el latín es la lengua utilizada para los libros de toda la Edad Media, pero con el paso del tiempo empiezan a tomar fuerza las obras escritas en las lenguas vernáculas.

 

EL LIBRO UNIVERSITARIO

 

En el siglo XIII las universidades alcanzan su constitución definitiva. Son una derivación de las escuelas catedralicias, pero ahora tienen entidad propia, al margen de la catedral y de las órdenes religiosas.

 

La universidad de Bolonia es la más antigua del mundo. También ven la luz en esta época la universidad de la Sorbona, Oxford, Cambridge o Toulouse. En España, las universidades no se hicieron esperar. La primera fue fundada en Palencia en 1212, a la que siguieron Salamanca y Valladolid.

 

Los libros, que a pesar de todo siguen teniendo un fuerte sesgo religioso, son considerados ahora un instrumento de trabajo, un vehículo de conocimiento de uso diario por parte de profesores y alumnos.

 

Surge ahora el libro de consulta. En la biblioteca de cada facultad había una biblioteca, con bancos y atriles, a los que permanecían encadenados los libros. Estos libros eran grandes, pesados, y su contenido era el compendio de alguna materia (la summa), de la que se consultaba y copiaba alguna parte antes de cada lección.

 

También existían libros de menor formato que el alumno podía prestar bajo fianza.

 

El aumento de la necesidad de libros por parte de los estudiantes provoca el resurgimiento del comercio del libro. Se congregaron entorno a las universidades los llamados estacionarios, libreros que se comprometían, mediante una actividad comercial regulada y vigilada por la Universidad, a tener existencias de calidad de los libros de enseñanza, y los prestaban a los estudiantes para que los copiaran mediante un determinado pago. Surge entonces el sistema de copia conocido como la pecia: se alquilaban los libros por trozos o piezas (pecias) para que el estudiante o profesor hicieran o encargaran una copia. Estas copias estaban escritas rápidamente, con abreviaturas y un aspecto enrevesado, sin grandes espacios en blanco libres.

 

Además del libro universitario, siguen existiendo libros litúrgicos, como: salterios, breviarios, misales y libros de coro.

 

EL LIBRO BURGUÉS: el libro de horas

 

Un género que tuvo una enorme difusión al final de la Edad Media fue el libro de horas. Contenía textos evangélicos distribuidos según las horas del día. Eran confeccionados personalmente para miembros de la realeza y alta nobleza. También podían permitírselos, aunque de una calidad inferior, los burgueses muy adinerados. Muchos de estos libros tenían como destinatario damas distinguidas que lo usaban para su lectura privada.

 

Estos libros están ricamente ilustrados y son verdaderas joyas del arte del libro. Están manuscritos en un pergamino excelente a letra gótica angular muy cuidada.

 

Uno de los libros de horas más destacados es el que encargó el duque de Berry, titulado “Très riches heures du duc de Berry”.

 

EL LIBRO PROFESIONAL

 

Por último, señalamos la importancia que desde el siglo XIII va adquiriendo la lectura profesional. Mercaderes, artesanos, contables, poseían por lo general algún manual para el desarrollo de su profesión, normalmente escritos en lengua romance y en papel.

Eran libros que sufrieron mucho desgaste y no quedan grandes restos.

 

lunes, 10 de julio de 2023

Las bibliotecas en la Alta Edad Media

Contexto histórico

 

La Alta Edad Media parte de la Antigüedad y llega hasta el siglo XII. La influencia de la Iglesia y de la religión va adquiriendo cada vez más peso. De hecho, la pieza clave para la cultura del libro y las bibliotecas en la Alta Edad Media es el monasterio.

 

Con el triunfo del cristianismo, entre el siglo VI y VII se fundaron por toda Europa numerosos monasterios de distintas órdenes religiosas.

 

La dedicación a los libros en la vida monástica tiene en gran parte su explicación en que los monasterios seguían la regla de San Benito, que establecía la división de la jornada entre el trabajo manual, la oración y la lectura. Esta lectura podía ser en privado, en la celda o en el claustro, o también en forma de trabajo, traduciendo o copiando libros existentes.

 

Para ello, había en los monasterios importantes un escritorio, que consistía en una habitación aislada, con atriles y con luz natural, donde los monjes, en su mentalidad de autoabastecimiento a todos los niveles, producían libros para uso del propio monasterio. Así se iba conformando una colección de libros que normalmente cabían en un armario. De ahí, que el responsable y supervisor de los trabajos del escritorio fuera el armarius. Asimismo, todos los oficios relacionados con la confección de códices tienen sus denominaciones: copista (el que copiaba), rubricator (el que iluminaba y dibujaba las letras capitales) o ligator (el que encuadernaba).

 

El libro del escritorio monástico

 

La forma casi exclusiva que toma el libro medieval es el códice manuscrito a pergamino, aunque hasta el siglo XV se utilizaron minoritariamente soportes escriptóreos ya conocidos como las tablillas o el papiro.

 

Fabricación del códice. Esquema:

1.    Pergamino.

2.    Copiar.

3.    Iluminar.

4.    Colofón.

5.    Encuadernar.


La fabricación de un códice partía de la preparación del  pergamino, que se obtenía principalmente de pieles de corderos, cabras y terneros tratadas convenientemente. Una vez cortado, se trazaban las guías y se  escribía con pluma de ave o cálamo de caña, dejando hueco para las  iniciales. Éstas se ornamentaban con diferentes colores, aunque también se dibujan imágenes de Cristo o miniaturas, que suponen los primeros pasos del arte de la iluminación de libros. Acabado este proceso, antes de encuadernar, el copista añadía una  expresión final, herencia de los colofones de los rollos de papiro, que pone “explicit” o “explicitus est”. Además se podía permitir un comentario de cosecha propia, en muchas ocasiones relativo a la fatigosa tarea que había realizado. Frecuentemente se añadían datos acerca de la confección del códice, como dónde y cuándo se ha realizado, o incluso el nombre del copista. El título se colocaba también al comienzo, precedido de la expresión “hic incipit” (aquí comienza). Sólo quedaba  encuadernar el códice. Se cosían los cuadernillos y se cubrían con una simple cubierta de pergamino o con tapas de madera forradas de cuero.


La pobreza generalizada y por tanto la escasez de pieles hizo del pergamino un material costoso, por lo que surgió el fenómeno de los palimpsestos, textos ya manuscritos que son borrados mediante un raspado para poder reutilizar su soporte. A este respecto, es digno de mención el Codex Ovetensis de El Escorial.

 

También, de cara al ahorro de espacio, se hacen cada vez más frecuentes las abreviaturas y se crean signos para las palabras más frecuentes.

En cuanto al tipo de escritura empleado, el aislamiento propio de la vida monástica provocó el nacimiento de escrituras nacionales. Prueba de ello es la visigoda en España o la merovingia en Francia. Sin embargo, a partir del siglo VIII, debido al esfuerzo de unificación cultural de Carlomagno, se ve la necesidad de una escritura más uniforme, por lo que se empezó a difundir la letra carolina, de importancia capital en la historia del libro. Esta nueva letra, compuesta de minúsculas, es más sencilla y clara, aportando a su vez sensación de orden y dignidad.

 

El libro en la España visigoda

 

Los visigodos se establecieron en la Península Ibérica en el siglo VI, eligiendo Toledo como capital.

 

La figura más notable de esta época para la historia del libro y las bibliotecas fue sin duda San Isidoro de Sevilla. Entre el y su hermano San Leandro consiguieron reunir una voluminosa biblioteca que serviría a San Isidro para escribir sus “Etimologías”, obra enciclopédica de importancia capital durante toda la Edad Media. Una de las partes que componen esta obra está dedicada al libro y a las bibliotecas.

 

De esta época destacamos asimismo la letra visigoda, corriente en España del siglo VIII al XII.  Es una letra minúscula, de trazo regular y limpio, pero en ocasiones difícil lectura por la semejanza de algunas letras como la a y la u. De la letra visigoda se conocen dos variantes:

 

-       la cursiva, utilizada para los documentos.

-       la minúscula, típica de los códices. Ejemplo de ésta es el códice de Los Morales de San Gregorio que se conserva en la Biblioteca Nacional de España.

 

El libro en la España mozárabe

 

Los musulmanes entraron en la Península en el año 711 y empezaron a dominar territorios. Los mozárabes son los cristianos españoles que viven en tierras arabizadas.

 

De ésta época, lo más destacado son los beatos, forma abreviada de llamar a los Comentarios al Apocalipsis que recopiló un monje llamado Beato de Liébana. Estos comentarios tendrían gran difusión en la Edad Media, alcanzando su pleno apogeo en el siglo X. Aún así, continuaron copiándose hasta el siglo XIII, lo que da muestra del gran impacto que causaron sus textos e ilustraciones, de gran expresividad.
Los beatos son un producto típico de los escritorios alto medievales españoles, pero provocarán el interés de centros religiosos extranjeros. En la actualidad se conservan una treintena de beatos, repartidos por España (por ejemplo la Biblioteca Nacional de España conserva el Beato de Facundo) y por el resto del mundo.

 

El libro en la España musulmana

 

En lo que respecta a la España musulmana, hubo abundancia de libros, fundamentalmente árabes pero también cristianos.

 

El libro en el Islam tiene un gran protagonismo, ya que esta religión se basa en un libro sagrado, el Corán.

 

El libro árabe no tiene ilustraciones figurativas, sino ornamentos abstractos. La caligrafía árabe, de gran belleza, se va haciendo cada vez más ornamental y se utiliza como motivo decorativo, combinándola con figuras geométricas y arabescos.

 

El papel

 

Una de las grandes aportaciones de los árabes al mundo del libro fue la difusión del papel, que había sido inventado en China en el siglo II Antes de Cristo. Los chinos habían conseguido guardar el secreto, pero los árabes consiguieron revelarlo en el siglo VIII, por lo que se irá expandiendo por el imperio árabe hasta que hace su entrada en Europa hacia el año 1100 a través de España. El libro cristiano más antiguo escrito en España sobre papel es un misal del siglo XI conservado en el monasterio de Silos.

  

martes, 4 de julio de 2023

Tipos de Iva

 

1.TIPO GENERAL  (Art.90 LIVA)

La aplicación del tipo general del 16% es genérica  y así, salvo en aquellos supuestos tasados por ley en los que sea de aplicación cualquiera de los otros dos tipos, las operaciones sujetas y no exentas quedarán gravadas con éste.

 

2. TIPO REDUCIDO (Art.90 LIVA)

La aplicación del tipo reducido del 7% va a recaer sobre los siguientes grupos de operaciones:

a) Las entregas, adquisiciones intracomunitarias o importaciones de los bienes que se indican a continuación.

1.       Productos alimenticios para el consumo humano o animal, incluida el agua, así como aquellos que se utilizan para la obtención de los anteriores (art.91 Uno.1.1º, 2º y 4º). Se excluyen las bebidas alcohólicas y el tabaco.

2.       Determinados medios de producción materiales agrícolas, ganaderos o forestales, incluida el agua de riego (art.91 Uno.1.3º y 4º).

3.       Medicamentos destinados a uso animal así como las sustancias utilizadas en su obtención (art.91 Uno.1.5º).

4.       Aparatos o  productos y material y aparatos sanitarios, distintos de los medicamentos, excluidos los cosméticos y los productos de higiene personal. (art.91 Uno.1.6º).

5.       Viviendas (art.91 Uno.1.7º).

6.       Ciclomotores (art.91 Uno.1.8º).

7.       Flores naturales y plantas ornamentales (art.91 Uno.1.9º).

8.       Gas butano (art.91 Uno.1.3º).

b) Las prestaciones de servicios siguientes:

1.       Transporte de viajeros (art.91.Uno.2.1º)

2.       Servicios de Hostelería y restaurante (art.91.Uno.2.2º).

3.       Servicios agrarios (art.91.Uno.2.3º)

4.       Servicios prestados por intérpretes y artistas a productores de películas cinematográficas (art.91.Uno.2.4º).

5.       Limpieza de Vías Públicas y recogida  y tratamiento de residuos (art.91.Uno.2.5º y 6º).

6.       Manifestaciones recreativas y culturales (art.91.Uno.2.7º)

7.       Servicios no exentos prestados a deportistas y espectáculos deportivos aficionados (art.91.Uno.2.8º y 12º).

8.       Servicios de asistencia social no exentos (art.91.Uno.2.9º).

9.       Servicios funerarios y entregas de bienes relacionados con los mismos (art.91.Uno.2.10º).

10.   Servicios de asistencia sanitaria dental y curas termales no exentos (art.91.Uno.2.11º)

11.   Exposiciones y ferias comerciales (art.91.Uno.2.13º).

12.   Servicios de peluquería (art.91.Uno.2.14º).

13.   Servicios de albañilería destinados a viviendas cuando

-          El destinatario sea persona física o una comunidad de propietarios, no actúe como empresario o profesional y utilice la vivienda para su uso particular (art.91.Uno.2.15º).

-          Que la construcción o rehabilitación de la vivienda a que se refieren las obras haya concluido al menos dos años antes del inicio de éstas últimas.

-          Que la persona que realice las obras (empresa constructora o de albañilería) no aporte materiales para su ejecución o, en el caso de que los aporte, su coste no exceda del 20 % de la base imponible de la operación.

c)       Otras operaciones.

1.       Construcción o rehabilitación de viviendas (art.91.Uno.3).

2.       Objetos de arte, antigüedades y objetos de colección (art.91.Uno.4).

 

3. TIPO SUPERREDUCIDO

            Será de aplicación el tipo superreducido del 4% sobre los siguientes grupos de operaciones:

  1. Productos alimenticios de primera necesidad (art.91.Dos.1.1º).
  2. Publicaciones que no contengan única o fundamentalmente publicidad y los elementos complementarios que se entreguen junto a ellas (art.91.Dos.1.2º).
  3. Medicamentos para uso humano (art.91.Dos.1.3º).
  4. Prótesis y órtesis para personas con minusvalía (art.91.Dos.1.5º).
  5. Viviendas de Protección Oficial de régimen especial o de protección pública. (art.91.Dos.1.6º).
  6. Coches de minusválidos y su reparación (art.91.Dos.1.4º y 2).
  7. Ejecuciones de obra calificadas como prestaciones de servicios (art.91.Tres).

 

Algunos de los supuestos, anteriormente enumerados, a los que son de aplicación los tipos reducido y superreducido, plantean cierta relación con las exenciones en operaciones interiores.  Estamos ante casos que no cumplen con los requisitos exigibles para que les sea de aplicación una exención pero que, no obstante, guardan cierta vinculación con la misma. Sin embargo, no todos  están relacionados con las exenciones,  encontrando supuestos a los que se les aplican estos tipos inferiores por motivos ajenos a estas.