El
siglo XVI supone el afianzamiento definitivo de la imprenta y el desarrollo del libro impreso con sus
características propias.
El libro en este siglo, está
determinado por su antecedente más crucial: la invención de la
imprenta y los incunables de mediados del Siglo XV.
·
Se atribuye la invención a Gutemberg, que
imprimió el primer libro (La Biblia de las 42 líneas) hacia 1456. Como indica
Svend Dahl, su gran hallazgo fue la construcción de un instrumento de
fundición práctico para la producción de tipos móviles de metal (mucho más
duraderos), y haciendo posible su empleo efectivo.
·
La imprenta se difundió rápidamente desde Maguncia a toda
Europa,
· Con impresores como: Fust y
Schoeffer, en Alemania; Sweynheim y Pannartz, en Italia; Caxton,
en Gran Bretaña, y Juan Párix, en España.
· Y con obras como:
· Estos primeros
libros impresos (llamados incunables, hasta el 1500), imitaban al
códice manuscrito, por ser el referente librario demandado en el momento.
Es en el siglo XVI, cuando el libro impreso comienza a tener sus características propias. Surge así, una nueva industria, capaz de producir libros uniformes y repetibles, con la posibilidad de aumentar su producción haciéndola más rápida y accesible.
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