25 agosto 2022

Introducción al control bibliográfico universal

A partir la invención de la imprenta el número de obras existentes en el mundo crece rápidamente, en un proceso imparable. Esta carrera ha continuado hasta la actualidad, donde no sólo sigue en aumento la cifra de obras y de información que fluye, sino que se han multiplicado los soportes en los que aparece la información.


Una de las consecuencias de esta situación es la dificultad cada vez mayor de identificar y describir los registros que conforman la memoria colectiva.

 

La preocupación por construir repertorios bibliográficos de todos los libros publicados en el mundo ya surgió con el nacimiento de la imprenta. Basta con recordar la obra de Gessner Bibliotheca Universalis (1545), que describía 15.000 obras de más de 3000 autores. Posteriormente hay muchos más autores que tratan de registrar lo publicado por la humanidad a lo largo de su historia.

 

Muchos siglos después la idea la retoman Otlet y LaFontaine que crean en 1895 lo que más tarde sería la FID (Fédération International de Documentation), ya desaparecida, y se plantean elaborar un repertorio mundial de obras desde la imprenta hasta 1895. Su intento fracasó.

 

Habrá que esperar a la segunda mitad del Siglo XX para que se retome la idea, aunque con otras orientaciones, y se vislumbre la posibilidad real de hacer una auténtica bibliografía general internacional gracias a un programa elaborado por la IFLA y la UNESCO: el programa de Control Bibliográfico Universal (CBU).

 

  

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