Según las normas de la ISO, la elaboración de un thesaurus no termina
jamás. El thesaurus es una herramienta viva, dinámica, en constante evolución.
El uso diario de la herramienta nos irá dando las pistas para las futuras
modificaciones y ampliaciones. Las propuestas en este sentido deben quedar
recogidas todas juntas en algún sitio y se integrarán o no finalmente en el
thesaurus después de estudiar caso por caso.
Existen muchas razones para proponer la revisión del thesaurus. Por
ejemplo, deberemos tener en cuenta la evolución misma del lenguaje científico,
que modifica el contenido de algunos términos o los relega al desuso. También
hay que estar atentos a la aparición de nuevos conceptos o de nuevas palabras
para designar conceptos existentes. Asimismo, debemos detectar relaciones mal
estructuradas o fallos de concepción iniciales que se van arrastrando en las
indizaciones de los documentos si no son corregidos.
El añadir o suprimir términos del thesaurus debe ser una tarea
concienzuda y reflexiva. Es más, no se debe dejar el mantenimiento del
thesaurus a personas que no conozcan a la perfección el funcionamiento de la
herramienta o que no tengan conocimientos de la materia del thesaurus. Todo el
trabajo de confección del thesaurus realizado con anterioridad puede echarse a
perder por culpa de un mantenimiento mediocre.
También debemos ser conscientes de que cuando actualizamos un
thesaurus, las modificaciones afectan también a los documentos que han sido
indizados con ese thesaurus. Por tanto, habrá que realizar búsquedas
retrospectivas para armonizar los documentos con el thesaurus. Algunas de estas
tareas pueden hacerse automáticamente.
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