Es
necesario partir del conocimiento de nuestras condiciones particulares y de las
fuerzas almacenadas por el cerebro humano antes de aplicar determinadas
técnicas de estudio. Es importante conocer los recursos con los que contamos
para emprender el aprendizaje.
La
inteligencia es la capacidad que tiene cada individuo para actuar con una
finalidad determinada, pensar racionalmente y relacionarse de forma harmónica
con el medio que le rodea.
La
inteligencia no es el resultado de una dotación genética, interviene en ella la
interacción del individuo con su ambiente. Se puede mejorar si se sigue una
conducta orientada en ese sentido.
Para
ello hay que dirigir nuestros esfuerzos hacia el desarrollo de ciertas
capacidades que intervienen en el aprendizaje como la memoria, la atención y la
voluntad.
La
memoria es la capacidad que tiene nuestro cerebro de acopiar información.
Consta de diferentes fases o etapas:
Fase de
recepción. Captación de las sensaciones o imágines que
provienen del exterior.
Fase de
asociación. Se establecen relaciones entre esa información y la
que se encuentra almacenada.
Fase de
conservación. Queda depositada en nuestro cerebro.
Fase de
evocación. Vuelve a nosotros la información acumulada y
retenida.
Los
diferentes tipos de memoria pueden ser auditiva, visual, táctil, gustativa y
olfativa. Las más importantes para el estudio son la visual y la auditiva.
Según
la intervención de la conciencia del individuo se puede clasificar como
voluntaria e involuntaria. La primera es la empleada para estudiar. Para
mejorar la memoria voluntaria es necesario poseer motivación, desarrollar la
atención y desarrollar la voluntad.
La
motivación es el proceso psicológico que impulsa a la acción y está motivada
por factores sociales como el nivel socieconómico, el grado cultural, los
valores éticos y por factores psíquicos como la autoestima, la confianza y el
temor al fracaso.
Cuando
se tiene motivo para el estudio se obtienen buenos resultados en el
aprendizaje. Para ello hay que pensar en la obtención de metas a corto y largo
plazo.
Las
metas son puntos de llegada y de partida al mismo tiempo. Tienen que ser ante
todo realistas.
La
atención es la capacidad de dirigir nuestra actividad intelectual y psíquica
hacia un objeto y situación determinados. Puede ser espontánea o voluntaria y
esta última es la que tiene relación con el estudio.
La
atención voluntaria conduce a
- Estudiar en una habitación donde reine el
orden.
- Cuidar de que la iluminación y la temperatura
sean adecuadas.
- Evitar ruidos.
- En la biblioteca escoger plaza lejos de las
puertas de entrada.
Para
incrementar la atención hay que observar las siguientes normas:
- Recordar las metas propuestas.
- No sobrecargarse de tareas.
- Procurar momentos de descanso.
- No forzar la mente.
La
voluntad es la posibilidad de dirigir la acción con un fin determinado. Implica
deseo, decisión y acción. Es fundamental en el estudio. Es la fuente principal
del autocontrol.
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