23 enero 2024

Conocernos a nosotros mismos a la hora de estudiar

Es necesario partir del conocimiento de nuestras condiciones particulares y de las fuerzas almacenadas por el cerebro humano antes de aplicar determinadas técnicas de estudio. Es importante conocer los recursos con los que contamos para emprender el aprendizaje.

 

La inteligencia es la capacidad que tiene cada individuo para actuar con una finalidad determinada, pensar racionalmente y relacionarse de forma harmónica con el medio que le rodea.

 

La inteligencia no es el resultado de una dotación genética, interviene en ella la interacción del individuo con su ambiente. Se puede mejorar si se sigue una conducta orientada en ese sentido.

 

Para ello hay que dirigir nuestros esfuerzos hacia el desarrollo de ciertas capacidades que intervienen en el aprendizaje como la memoria, la atención y la voluntad.

 

La memoria es la capacidad que tiene nuestro cerebro de acopiar información. Consta de diferentes fases o etapas:

 

Fase de recepción. Captación de las sensaciones o imágines que provienen del exterior.

 

Fase de asociación. Se establecen relaciones entre esa información y la que se encuentra almacenada.

 

Fase de conservación. Queda depositada en nuestro cerebro.

 

Fase de evocación. Vuelve a nosotros la información acumulada y retenida.

 

Los diferentes tipos de memoria pueden ser auditiva, visual, táctil, gustativa y olfativa. Las más importantes para el estudio son la visual y la auditiva.

 

Según la intervención de la conciencia del individuo se puede clasificar como voluntaria e involuntaria. La primera es la empleada para estudiar. Para mejorar la memoria voluntaria es necesario poseer motivación, desarrollar la atención y desarrollar la voluntad.

 

La motivación es el proceso psicológico que impulsa a la acción y está motivada por factores sociales como el nivel socieconómico, el grado cultural, los valores éticos y por factores psíquicos como la autoestima, la confianza y el temor al fracaso.

 

Cuando se tiene motivo para el estudio se obtienen buenos resultados en el aprendizaje. Para ello hay que pensar en la obtención de metas a corto y largo plazo.

 

Las metas son puntos de llegada y de partida al mismo tiempo. Tienen que ser ante todo realistas.

 

La atención es la capacidad de dirigir nuestra actividad intelectual y psíquica hacia un objeto y situación determinados. Puede ser espontánea o voluntaria y esta última es la que tiene relación con el estudio.

 

La atención voluntaria conduce a la concentración. La capacidad de concentración es básica para el estudiante. El desinterés, la distracción y la fatiga mental son causas de problemas en la atención. Para evitar las distracciones es aconsejable:

 

  • Estudiar en una habitación donde reine el orden.
  • Cuidar de que la iluminación y la temperatura sean adecuadas.
  • Evitar ruidos.
  • En la biblioteca escoger plaza lejos de las puertas de entrada.

 

Para incrementar la atención hay que observar las siguientes normas:

 

  • Recordar las metas propuestas.
  • No sobrecargarse de tareas.
  • Procurar momentos de descanso.
  • No forzar la mente.

 

La voluntad es la posibilidad de dirigir la acción con un fin determinado. Implica deseo, decisión y acción. Es fundamental en el estudio. Es la fuente principal del autocontrol.

 

 

  

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