Las relaciones personales siempre enriquecen, en tanto que el aislamiento puede llevar
a la falta de competencia social y a un profundo malestar.
- Para concluir el proceso de interacción personal de manera que se logren buenos
resultados uno debe conocerse a sí mismo.
- Las primeras impresiones determinan una relación desde el principio y permanecen a lo
largo del tiempo, por eso hay que cuidarlas con esmero.
- El generalizado hábito de poner etiquetas a los demás es un reduccionismo tan cómodo
como injustificado.
- En las relaciones personales, como en toda actividad humana, se da una tendencia a la
simplificación basada en las primeras impresiones, donde muchas veces predomina lo
negativo y lo sesgadamente subjetivo.
- Conviene esmerarse en nuestras relaciones y crear una imagen positiva a fin de obtener
una evolución favorable de los demás, pues nunca se sabe que puede derivarse de un
encuentro con otra persona.
- Para manejar bien las relaciones es preciso saber de antemano qué impresión
queremos causar en un momento dado y presentar las conductas apropiadas a tal fin.
- La percepción que vamos desarrollando debe ser más un proceso responsable de
precisa y justa composición que una impresión caprichosa en función de nuestro estado
emocional y de nuestras ideas archivadas.
- En todas las relaciones hay siempre uno que trata de imponerse, mandar, dominar y
presionar, aunque sea sutilmente, y otra parte que suele ceder terreno porque no le
compensa la tensión que toda lucha presupone.
- Las personas que siempre ceden su parcela de poder son las más atormentadas, y solo
recuperando ese poder serán capaces de conseguir un mayor grado de felicidad.
- Dar a entender que estamos a la disposición de los demás en todo instante es
exponernos a ser utilizados cuando a otros les apetece y por tanto a no ser respetados.
- No puede uno entregarse en cuerpo y alma, ni deben ser todo facilidades, sin esperar
gratificación, porque las consecuencias pueden ser nefastas.
- El derecho a decir no es el reconocimiento de la libertad del individuo a negarse.
- Decir no es un recurso para poner a salvo nuestro yo y afirmarnos ante los demás y para
poner freno a ciertos abusos de confianza y de poder.
- Advertir a los demás de nuestra fuerza y nuestra presencia, de que somos alguien con
quien hay que contar, es esencial para ahuyentar de nosotros la sensación de debilidad
y frenar en los demás la tentación del abuso de confianza.
- Aquel que tiene una baja autoestima hará bien en entrenarse para ir adquiriendo
conciencia de sus logros y, con el tiempo, sentirse algo más competente. No debe
olvidarse que los pequeños logros son la muestra de que la autoestima va en aumento.
- Las relaciones no se libran de la ley del cambio permanente, son mudables además de
inestables y frágiles, por lo que hay que cuidarlas si se quiere asegurar su permanencia.
- Las relaciones no se mantienen por si solas. Hay que procurar no dañarlas con palabras
o frases ofensivas, con engaños, con desaires e injusticias.
- Nos pasamos mucho tiempo escapando de situaciones sociales y evitándolas con la
idea de sentirnos más seguros y más libres, pero eso es engañoso, pues así acabamos
siendo más esclavos del miedo.
- Es cierto que es difícil separar las ideas de las obras, el plano personal de las tareas
realizadas, pero hay que hacer un esfuerzo si se quieren evitar gravísimos conflictos y
consecuencias indeseables.
- En un mundo como el nuestro, en el que la comunicación es imprescindible y en el que
para defenderse conviene contar con ayuda, resulta muy valioso multiplicar las
relaciones en lugar de quedarse aislado.
- Establecer contactos y mantenerlos es una habilidad social muy estimable y proporciona
gran satisfacción personal. Debido al esfuerzo que supone, es más probable fallar en el
mantenimiento que en la apertura de las relaciones.
- La empatía como ejercicio mental es un recurso de inestimable valor para mejorar
nuestras relaciones personales e incrementar la flexibilidad mental que toda relación
personal necesita.
- Cumplir los compromisos y la palabra que damos es un requisito indispensable para
estimular nuestra confianza y la de los demás en los seres humanos.
- Llamar a una persona por su nombre es activar en él la sensación de que es alguien
para nosotros, la sensación de sentirse importante. Oír el propio nombre es como sentir
una caricia, un alivio, un impulso que nos agrada y nos hace sentirnos bien.
- Aprender los nombres no es una pérdida de tiempo ni una inútil sobrecarga de la
memoria. Es sumamente eficaz para abrirse camino en esta vida, a veces complicada, a
veces burocrática, anónima otras tantas y siempre apasionante.
- Recibir a la gente sonriendo suaviza todo tipo de interacciones personales, a veces
hasta límites insospechados. La sonrisa es un instrumento poderoso que favorece las
relaciones personales.
- El elogio es vital para el estimulo de los demás y contribuye al buen funcionamiento de
las relaciones personales. Ahora bien, solo surte pleno efecto cuando se ofrece
inmediatamente después de observar la conducta merecedora del elogio.
- El refuerzo es uno de los mejores recursos disponibles para facilitar los contactos, las
relaciones entre los seres humanos, y para dejar sembradas semillas de ilusión en las
personas. Tiene especial importancia en la consolidación de la personalidad en el niño.
- El refuerzo es ni más ni menos el núcleo de la construcción de la autoestima, núcleo a
su vez de una vida sana, equilibrada, segura, alegre, autónoma y fructífera, y por
supuesto núcleo de unas relaciones personales saludables.
- El refuerzo es una necesidad que todos tenemos en común, y aunque cueste ofrecerlo,
las repercusiones positivas en los demás y en nosotros mismos compensan
sobradamente. Ahora bien, cuanto más sincero, mayor es su eficacia.
- Ser reconocidos y estimados es una necesidad básica de todo ser humano, y las
necesidades han de ser satisfechas.
- Pedir perdón es el menor antídoto contra la ira que el otro siente hacia nosotros, así
como contra la tentación de revancha.
- Las fórmulas de cortesía son minúsculas en cuanto a su extensión pero son grandes por
sus efectos positivos, por la estela que dejan a su paso y la favorable impresión que
queda estampada en quien las oye. Facilitan el conocimiento de personas, pero también
son ingredientes necesarios para el mantenimiento de unas relaciones personales
fluidas.
- El obsequio personal es una muestra de interés hacia el otro, y ha de basarse en la
observación de sus gustos y comentarios. No cuenta tanto el objeto regalado como la
atención demostrada.
- A todos nos interesa ir dejando asociados a nuestra persona recuerdos positivos, y es
por esto que hay que cuidar la forma en que tratamos a la gente. Hasta el más mínimo
detalle puede producir un eco emocional, que se activará cuando menos se piense.
- El contacto físico con los demás nos devuelve la sensación de no estar solos y aislados
en el mundo. Hay que tocarse más para mejorar las relaciones y estar unidos a los
demás y al mundo y como medio de sentirnos más fuertes psicológicamente.
- Lo realmente útil y eficaz para establecer unas relaciones personales fructíferas en el
instante y a medio y largo plazo es procurar repartir actuaciones que suavicen la relación
e inviten a una comunicación armoniosa.
- Señalar los defectos es una tendencia arraigada, pero cuando se realiza sin tacto y sin
tener en cuenta el perfil del receptor, llegando incluso a la humillación, puede constituir
un gravísimo error.
- El inicio es quizá la parte más difícil de una conversación, especialmente con un
desconocido. Para allanar el camino, es esencial formular preguntas cuyas respuestas
nos brinden la mayor información posible acerca de la otra persona.
- En una conversación no conviene que una de las partes hable demasiado de si misma,
porque entonces la charla resultará pesada y aburrida, dada la falta de reciprocidad.
- En una conversación, las paráfrasis, la naturalidad de los silencios y la pertinencia de los
comentarios al intervenir son elementos esenciales.
- El contacto ocular, los gestos de asentimiento, la sonrisa, la postura y el tono de voz son
recursos muy útiles como complemento del contenido de una conversación para que
nuestro lenguaje llegue y se nos preste mayor atención.
- Mirar a quien nos habla es esencial para que la conversación resulte gratificante.
- No basta con escuchar, hay que demostrar que se está escuchando. Para ello, basta
con intercalar gestos, miradas o monosílabos en la conversación.
- En general no hace falta cumplir todos los requisitos al mismo tiempo, pero al menos
esforzarse en conseguir captar lo que nos dice el otro, en lugar de creer que lo sabemos
y mantener nuestra postura, diga lo que diga.
- Los estados de ánimo adversos, concretamente la depresión y la ansiedad, contribuyen
a un pobre nivel de atención y, por tanto, entorpecen la conversación.
- La atención bien entrenada garantiza el cultivo de unas relaciones personales
satisfactorias.
- Si toda relación implica un emisor y un receptor, no sólo hay que cuidar lo que se dice y
cómo se dice también cómo responde el receptor.
- Es necesario adecuar el trato a cada persona en particular, y para ello no basta tener en
cuenta sus reacciones puntuales, sino que debe procurarse conocer su estado, su
psicología, sus características y su personalidad en general.
- Es importante ser capaces de decir lo que sentimos y es necesario decirlo, llegado el
caso, si queremos descargar nuestra tensión y poder transmitir a los demás nuestro
estado de ánimo, para que nos comprendan y facilitar la comunicación.
- Hay que expresar los sentimientos, pero con mesura y cuando sea oportuno.
- Las personas más sanas mentalmente son las que tienden a simplificar las cosas y a
relativizar su trascendencia. Se ríen del mundo y ganan más en todos los sentidos, y
muy probablemente viven más que los que se pasan la vida cambiando de la risa al
llanto, de la sonrisa al ceño fruncido, del mal humor a la tristeza.
- En cualquier caso es muy recomendable cuidar cualquier aspecto relevante que
interfiera en las relaciones personales y le resten calidad, y el mal aliento no es
precisamente un aspecto secundario.
- En realidad, es en nosotros en quienes reside la capacidad de defendernos y por tanto
debemos hacer lo posible por aprender a negarnos, aplicando las estrategias que lo
posibilitan.
- No hay que culpabilizarse por decir no. Negarnos, defender nuestros derechos, no es
una falta de la que hayamos de arrepentirnos. Si no nos apetece hacer algo y estamos
en nuestro derecho, debemos negarnos sin dar más vueltas, pues a nadie ofendemos,
aunque otros se empeñen en echárnoslo en cara.
- Debemos dar un no por respuesta siempre que acceder a una demanda represente una
grave pérdida para nuestra libertad o nuestra autoestima.
- Si hemos acostumbrado a una persona al sí, luego cuesta mucho trabajo romper esa
costumbre.
- La clave de la alteración emocional está es que uno tiene más tiempo de la cuenta en la
mente la figura de la persona molesta, sus gestos, sus conductas y sus movimientos, en
pensar demasiado en ella, en recordar sus conductas.
- Hay que borrar de la mente imágenes antiguas asociadas con el protagonista de nuestro
desasosiego. Esa persona no puede convertirse en nuestro problema.
- El sentido del humor es una forma extraordinaria de tener bien engrasadas sus
relaciones sociales. El sentido del humor es un remedio sano, es un santo remedio para
nuestro equilibrio y para las relaciones con quienes nos desagradan.
- Expresar nuestros derechos y defenderlos ya es un paso adelante incluso en el
supuesto de que no logremos que nos compensen. Al menos conseguiremos
expresarnos en lugar de guardarnos la queja y amargarnos la vida. Si además logramos
que se atienda nuestra queja y nos resarzan, mejor.
- Conviene preguntar porque cada pregunta es una llave que abre puertas, que a veces
conducen a lugares triviales, pero a veces dan acceso a verdaderos tesoros.
- El amor, en cuanto conducta de entrega generosa, pide por tanto implícitamente cierta
respuesta en reciprocidad, y si ésta no se da al menos en un grado aceptable habrá que
sospechar que en esa relación es sólo uno quien ama y el otro se aprovecha.
- Amar el soltar cuerda algunas veces, otras tirar de ella y otras impedir que el otro tire,
para que reflexione y se de cuenta de que hay que dar también, no sólo recibir.
- Aunque suene poco romántico, en el amor también, conviene aplicar una visión práctica
a fin de atenuar posibles decepciones en el futuro.
- Hay que enseñar a todos a ser buenos pero también que hacer para que no los utilicen,
los maltraten y abusen de sus buenas intenciones.
- La envidia hace estragos en quien la siente y en las víctimas en que logra cebarse, por
eso no es bueno alimentarla.
- Aquel que se defiende abiertamente tiene que estar seguro de su victoria clara. De lo
contrario, si uno no quiere, teniendo la razón, padecer con tristeza la marginación de su
persona, lo mejor es tratar de salirse con la suya, usando picardía a raudales y, por qué
no decirlo, hipocresía, si con ello se libra del infierno de un trato despiadado.
- Para descubrir que pasa por la mente del otro, manejar con eficacia las relaciones
personales y hasta ejercer control, conviene mirar a los ojos.
- No es que sin mirar a la cara resulte imposible la buena comunicación, pero es un buen
instrumento para poder lograrla porque, entre otras razones, nos permite adecuar
nuestras reacciones en función de lo que vamos viendo.
- La sensación de liberación que se tiene al aclarar las cosas no tiene parangón o si lo
tiene es como liberarse de un tormento. Hay que tratar de hablar claro.
- La mejor actitud ante la crítica negativa a nuestras espaldas es la de no inmutarse, ni
dejarse afectar profundamente, pues si se descubre que nos duele, arreciará la crítica.
- Ante la crítica destructiva, lo más recomendable normalmente es el silencio.
- Una crítica sincera y constructiva, aunque a veces dolorosa, no debe tomarse a mal,
porque es una buena manera de aprender y mejorar.
- Las personas que se orientan hacia los demás son especialmente proclives al cultivo de
las relaciones personales. Este es el tema que más les atrae, pero su dependencia
psicológica de los demás tiende a ser un tanto exagerada por lo que tienen que volcarse
más en los resultados de sus esfuerzos y aprender a estar solos, de esta formar podrán
equilibrar su personalidad.
- Con las personas de talante reflexivo no se ha de ir deprisa ni presionar en exceso. Ellas
tampoco presionan y suelen preguntar mucho para recabar información relevante y
luego poder estudiarla más detenidamente.
- Con los pesados, hay que tener las cosas claras y decidirse a cortar aunque quedemos
como personas descorteses. Vale más cortar, si se puede, que padecer la sensación de
encontrarse atrapado.
- Los suspicaces se toman todo tan en serio que por cualquier razón se enfadan y se dan
por aludidos. Su única esperanza para normalizar sus relaciones personales es aprender
a confiar en los demás y a ver el lado bueno de las cosas.
- La necesidad de aceptación sin duda es intensa en los demasiado complacientes; por
eso no saben oponerse ni llamar la atención a una persona cuando deben hacerlo.
Pecan de no saber dejar las cosas claras, y si las dejan claras excepcionalmente, luego
se ven incapaces de corregir los errores cometidos.
- Para los muy complacientes, se recomienda adoptar de entrada una actitud correcta y
educada, sin más; más adelante, poco a poco, se irá viendo con quien y hasta que punto
pueden mostrarse condescendientes.
- Tenemos tendencia a situarnos en una zona de confort que nosotros mismos nos
proporcionamos, y nos resistimos a abandonarla a no ser que nos presenten otras como
sumamente atractivas. Para hacer atractivos los nuevos planteamientos se empieza
porque el presentador se muestre como tal.
- Hablar con sinceridad facilita la obtención de actitudes favorables a lo que se oye. Ayuda
igualmente que se note que pensamos también en el interés del otro.
- Si al hablar se aportan datos y razones lo más irrefutables que se pueda, mucho mejor,
porque el receptor necesita sentirse convencido a base de argumentos que le
demuestren claramente el beneficio de aceptar la propuesta.
- Caemos una y otra vez en el error de la sobrecorrección, sin darnos cuenta de que lo
que logramos es que el otro se ponga a la defensiva, resistiéndose al cambio que
pretendemos. No parece que nos demos cuenta de ello viendo cómo repetimos varias
veces esa técnica tan simple.
- La corrección ha de ser más una invitación al cambio que una imposición.
- Usamos la táctica de la insistencia como recurso sin darnos cuenta de que los
resultados son exiguos, cuando no contrarios, si damos con personas obstinadas.
- El método de cambiar porque no hay más remedio puede parecer duro, pero ha de
quedar muy claro que debe utilizarse excepcionalmente, cuando se descubre que
alguien está instalado en la comodidad, nos está utilizando y vive para él o ella sin
mucho miramiento ni respeto hacia quienes le quieren.
- Pese a la trascendencia de la decisión de vivir en pareja, son muchos quienes la toman
sin la debida reflexión, y prueba de ello son las cada vez más numerosas rupturas
matrimoniales.
- Dos son los pilares en que se funda una relación de pareja: la atracción física y el afecto.
Sólo cuando se dan ambos en gran medida, existen altas posibilidades de éxito.
- No debe uno aferrarse a la primera relación que nos parece seria y prometedora si no se
da esa atracción en el doble sentido antes mencionado y además en dosis
razonablemente elevadas, aunque hay que entender que la necesidad nos ciega y nos
impide pararnos a valorar las cosas con seriedad y sin precipitaciones.
- Lo lógico es que la pareja, además de plantearse entre ambos el régimen de vida, cada
miembro plantee también a su familia respectiva cómo deberían ser las relaciones en
adelante para evitar interferencias y malos entendidos, indeseables pero frecuentes.
- Hay que hablar sin temor antes de dar el paso, porque luego, cuando sea necesario,
quizá griten en vez de hablar.
- Hay que establecer sin temor y con la mayor claridad posible las reglas importantes de
ese juego que los dos deciden comenzar y que implica vivir en pareja.
- La resistencia de los padres a aceptar la independencia de los hijos radica en que, al
echarlos de menos, desean estar con ellos y tenerlos cerca. Por eso es muy fácil y
probable que intervengan más de lo necesario, pese a que la experiencia enseña que
tiene más inconvenientes que ventajas.
- Una de las mayores tentaciones que sentimos los padres es la de seguir controlándolos,
y ese control anula su vida y deteriora las relaciones entre todos, empezando por la
pareja. De hecho, hay separaciones sobrevenidas a causa de un exceso de
intervencionismo familiar.
- Hay que hablar para deliberar juntos a fin de tomar decisiones en lugar de dejar que sea
uno sólo quien las tome, y si luego no salen bien las cosas echar en cara el error
cometido. Pero otras veces hay que departir simplemente para pasar el rato.
- El amor ha de expresarse verbalmente, pero también ha de demostrarse con hechos, ya
que sólo las obras certifican las palabras.
- La búsqueda de un mayor bienestar por parte de cada uno de los miembros es el
elemento común a todas las parejas.
- El interés por el bienestar del otro es la clave para el bienestar común de la pareja.
- Hay que pensar en anteponer los intereses del otro a los de uno, descubrir cómo puede
uno hacer más feliz a su pareja, en lugar de empezar por exigir. Con esta sola idea
basta para que muchas parejas, si aún están a tiempo, se salven.
- Las vacaciones son para descansar, para pasarlo bien, para hacer lo que a uno le
apetezca, pero desde el momento en que son una servidumbre y en que debido a la
convivencia de gentes muy dispares pueden surgir problemas, es mejor que cada cual
las disfrute independientemente.
- Desde el mismo momento en que los dos se pierden el respeto y se tratan de manera
grosera y agresiva, se empiezan a socavar seriamente los cimientos de la relación que
acabará por derrumbarse, más tarde o más temprano.
- El miedo es la principal arma del maltratador, y la utilizará sin escrúpulos para que su
víctima se someta y le obedezca siempre.
- El maltratador usa cualquier recurso para tener dominada a su víctima, ya sea
controlándole el dinero, o las salidas, las miradas, los movimientos, sus relaciones y lo
que se le antoje.
- Muchos son los matices que presenta el maltrato psicológico, pero todos ellos tienen en
común que a los ojos externos no se nota y a los de la víctima tampoco y que
paulatinamente destruye la autoestima de quien cae en sus garras.
- No puede uno ponerse a disposición del maltratador en todo instante, asintiendo a todo
lo que pide, porque eso es dar a entender sometimiento, y esto es lo que hay que
negarle desde el principio. Tiene que ver a su pareja fuerte en su oposición.
- No hay que olvidar que el maltrato es un proceso que comienza desde el momento
mismo en que el abusador percibe que puede dominar y acaba con el sometimiento
total.
- En el marco de la familia, como en cualquier medio, la comunicación no sólo implica
hablar sino también escuchar, escuchar activamente, sin ideas preconcebidas.
- La comunicación con los hijos incluye pedir su opinión sinceramente para transmitirles la
sensación de que la suya también cuenta y de esa forma, al mismo tiempo, apoyar su
autoestima.
- Diferentes conductas pondrán a prueba la autoridad de los padres. Si dichas conductas
se ven satisfechas, el niño comienza a darse cuenta de inmediato y tratará de repetirlas,
ejerciendo con ello un control progresivo.
- Si un hijo practica una conducta de exigencia, un método de presión, y ve que surte
efecto, tenderá a ampliar el dominio que ha ido adquiriendo paulatinamente.
- En las relaciones personales con los hijos no hay que tener miedo a decir que no, a
plantarse y contener sus presiones, que por diferentes caminos ejercen, aunque nos
resulte incómodo. Ellos se irán acostumbrando así a familiarizarse con los límites y la
negación razonables, y la relación transcurrirá por buenos cauces.
- Si los límites son algo necesario, los refuerzos de sus aspectos positivos son condición
indispensable para que ellos reaccionen bien con nosotros y se sientan aceptados,
queridos e importantes para sus padres y por ello para sí mismos. Ambas intervenciones
educativas son perfectamente compatibles.
- Hay que saber sugerir, que no imponer, cuando ya son mayores. Que sean lo que
prefieran, que hagan lo que quieran hacer y que se enfrenten a la vida, pero a condición
de que no abusen de sus padres con descaro ni pretendan que a éstos les guste lo que
eligen.
- Hay que dejar un margen a los hijos y no intervenir tanto, lo cual a su vez deja también a
los padres un espacio de descanso que obviamente necesitan.
- A los hijos rebeldes y permanentemente disconformes hay que exigirles de una manera
aséptica y mostrarse serios con ellos sin dejar resquicios a la debilidad, porque de lo
contrario se crecerán y tendrán mayor control.
- Con frecuencia, los hijos que han crecido en un entorno demasiado permisivo y sin
sentido de los límites maltratan a sus padres al llegar a la adolescencia.
- Ante la pérdida de autoridad definitiva de los padres y la cesión del poder a los hijos,
pueden surgir los malos tratos psicológicos y hasta físicos por parte de los adolescentes.
- Por soledad o aburrimiento, algunas madres no permiten que los hijos se independicen y
adquieran una lógica autonomía, causando graves tensiones con su exceso de control.
- Las madres absorbentes y sutilmente dominadoras causan muchos estragos en los hijos
aunque ellas se resisten a reconocerlo, argumentando que simplemente se interesan,
que quieren lo mejor para ellos, sin caer en la cuenta de que hay cariños que matan.
- Ha de tenerse muy claro que uno se debe sobre todo al propio compañero o compañera
en primer lugar y después a su propia familia de origen, aunque resulte duro. Esto no
significa en absoluto olvidarse de los lazos de sangre ni romperlos, tan sólo
subordinarlos.
- Hay que cuidar las relaciones con los parientes políticos para evitar complicaciones.
Tratar de morderse la lengua en general, a no ser que pongan en peligro nuestra
relación, en cuyo caso habrá que intervenir para resolver el problema pero siempre con
cautela, midiendo bien las consecuencias.
- Los padres deben aceptar el riesgo a equivocarse de sus hijos en la elección de pareja,
puesto que ya son personas adultas.
- Los padres separados deben tener en cuenta sobre todo el bien social, psicológico y
físico de los hijos, a lo cual hay que supeditar lo demás. Por tanto nunca deben utilizar a
un hijo para vengarse bajo pretexto de que lo que persiguen es el bien del pequeño.
- Las relaciones personales son también cruciales entre una empresa y sus clientes. No
hay mejor garantía de éxito que un cliente satisfecho por la buena marcha del negocio.
- Sin el debido tacto, cualquier interacción, cualquier conversación, reunión o transmisión
de órdenes, cualquier forma de expresar una queja o llamar la atención a una persona,
puede crear un conflicto o un obstáculo en el flujo de las operaciones.
- Cada una de las interacciones deberá cuidarse para crear un entorno de trabajo
satisfactorio.
- El buen jefe sabe convencer y persuadir en su trato social. Sabe ganarse a las personas
usando unas maneras educadas y un tono conciliador.
- El buen jefe sabe motivar, obteniendo la colaboración de todos, más por el
convencimiento que por medio del miedo y la amenaza.
- Estamos claramente ante unas relaciones de poder, de dominio, en las que él trata de
imponerse y someter a su víctima para satisfacerse sexualmente pero, al mismo tiempo,
para alimentar su propio ego por la satisfacción de la conquista.
- En una primera etapa de tanteo, el acosador busca un resquicio en la víctima y, una vez
descubierto, presiona de manera implacable, sabiendo que ya no encontrará gran
resistencia.
- Para que se de acoso sexual tiene que haber alguien que trata de acosar y alguien que
sucumbe sin quererlo. Sin esto último, tal práctica no es posible. El silencio y el rechazo
sistemáticos son el mejor medio para evitarlo.
- El mobbing es una forma de acoso moral muy extendido, motivado siempre por la
envidia o el miedo de un superior o empleado mediocre a verse desplazado de su
puesto por otra persona más competente.
- Hablar poco es mejor que hacerlo demasiado. Se complica uno menos las cosas si es
prudente y reservado. Un exceso de transparencia deja a la vista nuestros puntos
débiles y nos pone a merced de las iras y envidia de nuestros acosadores.
- En situaciones de acoso laboral, lo ideal es cambiar de empleo para evitar el desgaste.
Si eso no es posible, debe plantarse cara con firmeza, sin perder la seguridad en uno
mismo ni caer en el papel de víctima.
- El médico, aunque utilice términos científicos, ha de tratar de explicar con lenguaje
sencillo e inteligible qué le pasa al enfermo, cuál es el diagnóstico, a qué se debe el
cuadro, la evolución posible de su enfermedad y qué deberá hacer para mejorar.
- La relación médico-paciente es mejorable por ambas partes, siendo el principal objetivo
reducir la angustia que el enfermo experimenta en tales situaciones.
- Todo empleado de cualquier ventanilla, todo aquel que atiende una llamada de teléfono
para dar información, debería tener en mente que su relación debe ser amable y su trazo
el adecuado para satisfacer a quien demanda ese servicio.
- Para ser profesor son esenciales las habilidades en el trato personal. Ha de saber dar
confianza pero también mantener cierto distanciamiento, que facilita el respeto.
- Explicar las conductas adecuadas, ofrecer modelos óptimos de comportamiento y
enseñar que nuestros actos tienen consecuencias son los tres caminos básicos para
inculcar valores.
- Los valores deben cultivarse. Cumplir con ellos requiere un esfuerzo, ya que no son algo
que nos salga espontáneamente de dentro, aunque los necesitemos. Las tendencias
naturales, entendiendo por tales los impulsos interesados y egocéntricos que
mayoritariamente sentimos, no constituyen un elemento facilitador para la convivencia
en armonía.
Directrices para lograr relaciones satisfactorias
1) Pensar y descubrir cuáles son las necesidades de cada individuo y tratar de darles
respuesta en lo posible, lo cual se logra mediante una observación atenta.
2) Ha de prestarse atención en lugar de ausentarse mentalmente.
3) Se ha de tratar de usar la empatía o comprensión del estado en que se encuentra la otra
persona.
4) Es conveniente interesarse por sus asuntos personales de vez en cuando, en lugar de
acordarnos de esa persona sólo cuando la necesitamos.
5) Tratar a la persona siempre con respeto y, dependiendo del tipo de relación, con cariño,
evitando los gritos y las descalificaciones personales ante sus errores. Si hay algo de
que quejarse y corregir, hacerlo con calma, con respeto y con afán constructivo.
6) Hay que resaltar de vez en cuando alguna cualidad, felicitarle por ello.
7) Tratar de ser amable y usar con frecuencia el “por favor”, el perdón, la sonrisa, las
gracias y, dependiendo de la relación con la persona en concreto, las caricias y los
besos.
8) Es imprescindible colaborar en los trabajos y responsabilidades comunes en lugar de
echar sobre el otro algunas cargas que nos pertenecen.
9) Ha de ofrecérsele ayuda aunque no nos la solicite, y si la pide, tratar de responder.
10) Es importante saber tolerar sus características personales, no intentando cambiarlas sin
su consentimiento, y si acaso hubiera que cambiar algo, lo adecuado sería sugerirlo o
pedirlo.
11) Los conflictos siempre deberán hablarse y aclararse, en lugar de callarse por sistema,
interiorizando la ira y el rencor.
12) Será preciso dialogar, y si hay que mandar, hacerlo no impositivamente sino con buenas
formas.
13) También hay que mostrar cierto grado de paciencia, de la misma forma que necesitamos
que la tengan con nosotros.
14) Se aconseja también tratar de evitar las discusiones y riñas cuando estamos
emocionalmente alterados.
Claves de la escucha activa
1) Al escuchar se ha de mirar a la cara del otro para atender mejor y dar la sensación de
que nos interesa lo que dice en lugar de mirar a otros sitios o perder la mirada.
2) Se ha de ir asintiendo con la cabeza según avanza su intervención.
3) Se habrá de procurar no interrumpir hasta que no termine.
4) Se ha de hacer un esfuerzo para seguir el argumento de lo que se nos dice y hacer por
recordarlo. Si no lo recordamos lo que hubo fue audición pero no escucha activa.
5) Se puede preguntar, si algo no está muy claro.
6) Se puede resumir alguna vez lo que oímos para transmitir la sensación de que estamos
siguiendo su discurso.
7) Lo ideal es dejar de hacer todo en el momento en que nos hablan. Seguir haciendo otras
cosas resta calidad a nuestra escucha y da la sensación de que no ponemos todo el
interés.
Cuando sea viejo
- Quisiera darme cuenta de que hay que estar atento a lo que les pasa a los demás y a lo
que nos quieren contar, de que necesito escuchar en vez de hablar de mis asuntos
solamente.
- No quiero ser pesado contando a todo el mundo mis historias una y otra vez, aburriendo
a la gente.
- No quiero resultar un gruñón y un cascarrabias a quien todo molesta y para quien la vida
es un fastidio.
- No quiero andar quejándome de mis achaques a todo el que me encuentre.
- No quiero resultar insoportable, llevando la contraria a quien me cuide e importunándole
con tozudez y con insistencia.
- No quiero dar quehacer a quien me atienda más de lo que resulta imprescindible y
necesario.
- No quiero volverme un egoísta reclamando atención y restando a los demás
independencia.
- No quiero abandonar mi aspecto externo y descuidarme, al contrario, quiero ocultar en lo
posible los aspectos antiestéticos del declive, que puedan ocultarse, para que no me
miren con asco o con desprecio.
- No quiero que me traten como un trasto inservible ni ser utilizado ni que abusen de mi,
pensando que ya no doy más juego.
- Quisiera que me dijesen con cariño lo que debo cambiar.
- Quisiera ser tratado con respeto y que se me tenga en cuenta.
- Quisiera resultar atractivo y amable a quien entre en contacto conmigo.
- Quisiera irradiar jovialidad y dinamismo así como entusiasmo, si puedo, para que no me
vean como un viejo acabado.
- Quisiera tener mi mente activa y seguir observando las cosas y aprendiendo hasta el día
de mi entierro.
- Quisiera andar con la frente levantada, aunque mi cuerpo este encorvado.
- Quisiera mirar al frente y al futuro, aunque sea corto e incierto, evitando mirar siempre
con nostalgia hacia el pasado.
- Quisiera llevar con dignidad mis achaques, mis años, mis pérdidas, sin amargar a nadie.
- Quisiera seguir sacándole a la vida el jugo que me ofrezca y ser útil a pesar de los años.
- Quisiera morir con dignidad y lograr que no me alarguen mi vida haciéndome sufrir
inútilmente.
- Al menos, todo eso me gustaría que ocurriese cuando yo sea viejo.
Indicios de acoso laboral
- Le quitan competencias y funciones sin darle explicaciones.
- Le hacen el vacío e ignoran su presencia.
- Se le critica a sus espaldas y le ponen malas caras sin que él llegue a entenderlo.
- No le dejan expresarse ni tiene acceso al jefe para pedir explicaciones.
- Se inventan historias que hacen circular para desacreditarle.
- Le ningunean y le dan trabajos sin relieve o incluso humillantes.
- Le calumnian.
- Le marginan en las decisiones para apartarlo del lugar que ocupaba.
- Le aíslan de la gente.
- Le pueden acusar de errores que no comete para ponerle después en evidencia.
- Le pueden mandar tareas para las que no está preparado a fin de que fracase y haya
qué acusarlo.
- Le pueden dejar sin cometidos anteriores o específicos.
- Le amenazan, le riñen sin razón y le ponen en ridículo delante de los colegas.
- Le pueden acusar de desperfectos que otros provocan intencionadamente.
- Le pueden agredir verbal e incluso físicamente.
- Le echan culpas que no tiene y se vengan después
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