17 octubre 2023

Industria del libro en el siglo XVII

 

1.    INTRODUCCIÓN

El siglo XVII es un siglo de crisis económica, provocada por los largos conflictos bélicos que consumieron los recursos de las potencias europeas. Los enfrentamientos religiosos hicieron desaparecer la idea de la unidad de Europa, muy especialmente tras la Guerra de los 30 años, que consolida la división del continente entre católicos y protestantes. Este hecho motiva que el latín pierda vigencia a favor de las lenguas nacionales.

 

Otro rasgo del Siglo XVII es que a pesar de la decadencia generalizada, en España, Francia e Inglaterra las  literaturas nacionales viven momentos de esplendor, el Siglo de Oro, con autores como Cervantes, Lope, Quevedo, Shakespeare o Racine. También es el momento en el que se desarrollan más otros campos del conocimiento como la física, astronomía, matemáticas, etc. Hay científicos como Bacon, Galileo o Descartes que se desvinculan de la Iglesia y las universidades para desarrollar su investigación en ámbitos profanos como academias o sociedades. La Royal Society se crea en 1663, aunque es en el Siglo XVIII cuando estas instituciones alcanzan todo su esplendor.

 

2. INDUSTRIA DEL LIBRO

Desgraciadamente, esa decadencia general también tiene su  reflejo en el mundo del libro. Aunque algunos reyes y la Iglesia patrocinan algunas ediciones lujosas, el Siglo XVII no destaca por la brillantez de los productos bibliográficos, que son muy inferiores en calidad respecto al siglo anterior. Los libros se imprimen de forma más descuidada, utilizando mal papel, malas tintas y tipos gastados. Se fabricaban libros más baratos para tratar de llegar a más público.

Las causas de la crisis editorial se deben a:

1)    crisis económica provocada por las continuas guerras.

2)    el libro se veía como transmisor de ideas peligrosas, de manera que se imponen censuras políticas y religiosas muy fuertes en cada uno de los bloques (católico y protestante), disminuyendo el comercio de libros, que favorece un mercado negro bastante intenso.

3)    en muchos países, como España e Inglaterra, continuaban existiendo monopolios para la edición de libros.

4)    los gobiernos, además de la rígida censura y tratos de favor, impusieron fuertes impuestos tanto en la producción editorial como en las importaciones.

Como señala Hipólito Escolar es como si se hubiera perdido un poco la ilusión por el libro.

Si hacemos un repaso por los países más importantes en la industria editorial durante el Siglo XVII, destacaríamos:

PAÍSES BAJOS

Se encuentra la producción bibliográfica más importante. Holanda tiene una situación privilegiada porque tras su independencia se convirtió en una potencia económica gracias al dominio del comercio marítimo. Por otro lado, acogió a muchos intelectuales que huían de sus países, lo que provocó un gran florecimiento cultural. Amsterdam toma el relevo de Venecia y Florencia como capital mundial del libro.

 

La familia Elzeviro (o Elsevier) serán los impresores más importantes de la época. Esta dinastía de impresores comienza a trabajar en segunda mitad del Siglo XVI.  En la actualidad continúa existiendo y es una de las editoriales más fuertes en publicaciones científicas y electrónicas. Los Elzeviro responden más a la figura de comerciante que a la de editor humanista y erudito de la etapa anterior. Su preocupación no se centraba en la calidad formal y de contenido, sino en lograr una buena distribución de sus obras gracias a una tupida red comercial.

 

Su éxito estuvo en copiar las fórmulas del pasado, es decir, libros en pequeño formato a buen precio. Los elzeviros se caracterizan por:

-       formato doceavo.

-       obras de clásicos, principalmente romanos.

-       cuidado en la edición.

-       Asequibles.

Sin embargo, materialmente son peores que los Manucio. Publicaron unas 2000 obras, sobre todo religiosas y teológicas, pero también de derecho y política. Destaca especialmente su colección de clásicos latinos iniciada en 1629 con Horacio y Ovidio. Desde el Siglo XIX los elzeviros son muy codiciados por los bibliófilos.

Otra gran novedad de la familia Elzeviro es que además de impresores son libreros al por mayor y al por menor. Además de sus libros,  vendían los libros que editaban otros impresores. Se instalaron fuera de Holanda y sus ediciones se distribuyeron por toda Europa.

En la parte católica de Países Bajos siguieron editándose libros en español porque era mucho más barato que hacerlo en España. Destacan en Amberes los herederos de Cristóbal Plantino, los Moretus (o Moreto), que imprimen libros de gran formato, sobre todo de cartografía y geografía, ilustrados con la técnica de grabado en cobre.

 

FRANCIA

El triunfo de los católicos supuso un robustecimiento de la autoridad de los reyes, que lanzaron disposiciones limitando la producción y la circulación de libros. Se impuso una dura censura política y religiosa aunque no se pudo impedir la entrada de obras desde los Países Bajos. También se imponen fuertes impuestos que hicieron disminuir la calidad de las obras.

 

El editor más importante fue Sebastián Cramoisy, protegido de Richelieu, editor de los jesuitas y que recibió el título de impresor y librero del rey. Entre su producción, de unas 2500 obras, destacan obras clásicas y también de escritores religiosos modernos y libros de texto.

 

 

Por otra parte, en 1640 se instala en el Louvre la Imprimerie Royale. La iniciativa es del cardenal Richelieu, que deseaba tener presencia en el mundo editorial. Se convierte en un instrumento propagandístico ya que contaba con el privilegio para imprimir libros de contenido político y religioso.

ESPAÑA

La herencia de los privilegios otorgados por Felipe II a algunos impresores y el incremento de tasas a los libros afectan a la producción. Además aumentan los impuestos, sobre todo a la importación del papel. Además en 1627 Felipe IV incluye en la censura previa a todo tipo de libros, incluso prohíbe publicar libros “no necesarios”. Esto demuestra la lamentable situación que la industria del libro vivía en nuestro país y la baja calidad material de los libros. Así vieron la luz las primeras ediciones de las obras más célebres de la literatura española del Siglo de Oro.

Las imprentas están muy localizadas, sobre todo en Madrid, que llegó a contar con un centenar de talleres y unos 50 de comerciantes de libros. Mientras que en otras ciudades castellanas, como Alcalá o Toledo, la actividad disminuía.

 

El taller más importante del siglo es la Imprenta Real, una institución nacida a finales del siglo XVI, a la que se encargaba las obras de más calidad. De sus talleres salía la Gaceta de Madrid, publicación con las leyes y crónica de la Corte, los libros de calidad encargados por la Corona que recogían paradas reales, homenajes, etc.

También se puede citar los talleres de Luis Sánchez, hombre muy culto y preocupado por la calidad de su trabajo tipográfico, y el de Juan de la Cuesta.

 

OTROS PAÍSES

Inglaterra tampoco destacó por una especial brillantez, mientras que en EEUU se instaló la primera imprenta un siglo después de su llegada a México.

 

En Italia desaparecieron las grandes empresas familiares del esplendoroso siglo anterior. A los Giunta los suceden los Pezzana, que imprimen sobre todo Biblias y obras litúrgicas.

 

Por su parte, Alemania quedó arruinada tras la Guerra de los 30 años y decreció su influencia política y cultural. La industria del libro cae a niveles muy bajos y se percibe la división entre católicos y protestantes. Sólo podemos destacar en Leipzig los talleres de Lamberg.

 

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