INTRODUCCIÓN
El
siglo XVI supone el afianzamiento
definitivo de la imprenta y el desarrollo del libro moderno, que significaron un
gran impulso para las bibliotecas.
La
apertura de la cultura hacia otras clases, motivó una reorganización de las bibliotecas para que pudieran cumplir con su
nuevo cometido: servir de ayuda en los estudios teológicos, históricos,
filosóficos, etc.
Aparecen
importantes Bibliotecas Reales, germen de muchas Bibliotecas Nacionales
de hoy día, así como Bibliotecas Privadas y Universitarias de gran importancia.
El antecedente
más crucial para la Historia del Libro y las Bibliotecas es la invención de
la imprenta y los incunables de mediados del Siglo XV.
·
Se atribuye la invención a Gutemberg, que
imprimió el primer libro (La Biblia de las 42 líneas) hacia 1456. Como indica
Svend Dahl, su gran hallazgo fue la construcción de un instrumento de
fundición práctico para la producción de tipos móviles de metal (mucho más
duraderos), y haciendo posible su empleo efectivo.
·
La imprenta se difundió rápidamente desde Maguncia a toda
Europa,
· Con impresores como: Fust y
Schoeffer, en Alemania; Sweynheim y Pannartz, en Italia; Caxton,
en Gran Bretaña, y Juan Párix, en España.
· Y con obras como: La
Biblia Mazarina de
Gutemberg; El Salterio de Maguncia,
de Fust y Schoeffer; y el Sinodal de Aguilafuente, de Juan Párix.
· Estos primeros
libros impresos (llamados incunables, hasta el 1500), imitaban al
códice manuscrito, por ser el referente librario demandado en el momento.
·
Surge así, una nueva industria, capaz de producir libros
uniformes y repetibles, con la posibilidad de aumentar su producción haciéndola
más rápida y accesible.
Las Bibliotecas anteriores al siglo XVI
Como antecedente, son importantes
las Bibliotecas privadas de monarcas y bibliófilos y también las Bibliotecas
Universitarias, donde poco a poco había una mayor demanda de libros, que se
conseguirá satisfacer mejor posteriormente gracias a la imprenta.
Las bibliotecas hasta entonces no
constituían una unidad, y los libros eran fundamentalmente manuscritos
(hasta la invención de Gutemberg) que solían estar encadenados a una
mesa.
Algunas bibliotecas que podemos
destacar en el S. XV, son entre otras:
la de Isabel La Católica, el Marqués de Santillana, y las
fundadas por Medici el Viejo, que alcanzó gran importancia como Biblioteca Laurenziana Mediecea, ya en
el siglo XVI que nos ocupa.