02 febrero 2021

Tratamiento de los fondos archivísticos

 

§        INGRESO


El procedimiento más habitual de ingreso de documentación en el fondo es, como en la mayoría de los archivos, la transferencia. Las transferencias se realizan en función de la etapa en la que se encuentran los documentos dentro de su ciclo vital, es decir, los documentos pasan al archivo cuando su valor administrativo y por tanto su frecuencia de uso por parte de la oficina generadora va disminuyendo.

 

A partir de ese momento es el archivero quien asume la documentación hasta que se decida eliminarla o conservarla de forma indefinida.

 

El archivo no debe ser un receptor pasivo de masas documentales desordenadas. Muy al contrario, y al hilo de la renovación de la gestión universitaria en busca de la calidad, muchos archivos han acordado verdaderas políticas de adquisición de fondos. Éstas suponen el establecimiento de normas de transferencia y del comentario posterior a la misma por parte del archivero, en aras de aumentar la eficacia del servicio.

 

Estas políticas de adquisición afectan también a los ingresos extraordinarios, que son aquellos que se producen de forma ocasional, sin plazo ni periodicidad fija. Es el caso de las donaciones, legados, compras, reintegraciones y depósitos. Estas modalidades son más frecuentes en universidades anglosajones que en las españolas.

 

§        ORGANIZACIÓN

 

El archivo, debe dotar a su fondo de una estructura que reproduzca el proceso mediante el cual los documentos fueron creados. No olvidemos que el documento de archivo es fruto de la acción natural de la universidad en el desarrollo de su actividad. La organización de los fondos de un archivo supone la realización de dos tareas básicas: clasificación y ordenación. Ambas tareas están sustentadas doctrinalmente por unos principios, considerados esenciales para la Archivística moderna: el principio de procedencia y el principio de respeto del orden natural.

 

El principio de procedencia, también conocido como principio de respeto de los fondos, consiste en reunir los documentos por fondos, esto es, mantener agrupados sin mezclarlos los documentos según su procedencia, respetando la estructura de la entidad que los generó. Este principio, redactado en 1941 por Natalis de Wailly, afecta en particular a la tarea de la Clasificación.

 

El principio que afecta a la ordenación es el principio del orden natural, que defiende mantener los documentos de cada fondo en el orden que les dio la oficina de origen, según se fueron generando. Este orden coincide normalmente con el cronológico, aunque no siempre es así necesariamente.

 

Uno de los instrumentos fundamentales para el archivero es el Cuadro de Clasificación, que será único para cada institución, ya que éste refleja la estructura de la misma. Hay distintos modelos de cuadros de clasificación:

 

-       Clasificación orgánica: cuando el cuadro refleja la estructura de la organización según los distintos órganos que la componen.

 

-       Clasificación funcional: cuando el cuadro refleja la estructura de la organización según las funciones.

 

-       Clasificación por materias: actualmente desterrada por ser un sinsentido en la mayoría de los archivos.

 

§        DESCRIPCIÓN

 

La tarea de descripción es, según Cruz Mundet, la parte culminante del trabajo archivístico, ya que permite llevar a cabo la función difusora de la información. Gracias a la labor descriptiva se hacen accesibles los fondos de forma eficaz. La organización y descripción en un archivo universitario no difieren gran cosa de las de cualquier otro archivo, por lo que explicaremos este aspecto de forma general.

 

La descripción de fondos de archivo no ha seguido tradicionalmente normas rígidas como en los entornos bibliográficos, sin bien existían pautas aceptadas a nivel internacional. Desde hace unos años existen sin embargo normas para la descripción de fondos. Se trata de la norma ISAD (G)  y la norma ISAAR (CPF), ambas impulsadas por el CIA (Consejo Internacional de Archivos).

 

Para la aplicación de la norma ISAD en los archivos universitarios españoles se ha creado en la CAU un grupo de trabajo específico. La norma ISAD, cuya versión definitiva (2ª versión) fue publicada en el año 2000, es una norma de descripción que organiza los datos en 7 áreas fijas que a su vez contienen 26 elementos. La norma ISAAR, por su parte, normaliza los puntos de acceso (como las autoridades de los asientos bibliográficos).

 

Los instrumentos  de descripción usados en archivos universitarios son los usados generalmente en cualquier archivo: inventarios, guías, catálogos e índices. Estos dos últimos se usan específicamente para fondos de tipo histórico.

 

-       Las guías son documentos que describen de forma muy general al archivo, sus fondos, su personal, sus servicios, su historia…

 

-       Los inventarios identifican las series documentales siguiendo el cuadro de clasificación. El inventario analítico es que describe expedientes, informando del fondo con más precisión.

 

Por último en cuanto a la descripción, hacemos mención del EAD (Encoged Archival Description), formato de comunicación basado en el lenguaje de marcado SGML para el tratamiento e intercambio de información a través de redes (como el MARC para bibliotecas, pues esto para archivos).

 

§        VALORACIÓN

 

La valoración y selección de documentos está ligada al ciclo vital de los mismos y a su pérdida de vigencia administrativa y jurídica. Esta tarea consiste por un lado en decidir qué destruir y qué conservar definitivamente, y por otro, qué nivel de accesibilidad se va a establecer para dicha documentación, con arreglo a las leyes vigentes.

 

El paso más importante es la creación de Comisiones de Archivo de cara a calificar los documentos de forma coherente y colegiada siguiendo un calendario de conservación y eliminación. Estas comisiones de archivo pueden también llegar a intervenir en algunas universidades en otros aspectos de la política archivística. Según la CAU, las tareas de valoración, selección y eliminación de documentos puede verse muy beneficiadas mediante la cooperación de los distintos archivos universitarios españoles.

 

1.    SERVICIOS

 

Si el archivo pretende ser un ente vivo y activo, éste debe darse a conocer y ser utilizado por la comunidad a la que sirve. El servicio al usuario es hoy por hoy el objetivo primordial del archivo. Unos servicios eficaces de consulta, préstamo, reprografía, información y referencia y extensión nos harán más visibles en el entorno universitario y nos situarán en una posición favorable a exigir más recursos a las autoridades competentes.

 

Sin embargo, el archivo universitario está enormemente infrautilizado, muchas veces por desconocimiento por parte de la comunidad universitaria y de la sociedad en general. La difusión del archivo a través de distintas actividades es pues primordial, como lo es el apoyo y la implicación de los órganos de decisión.

 

2.    RECURSOS

 

Si este apoyo se materializa debidamente en los recursos necesarios para la actividad del archivo será posible contar con suficiente personal, con una dotación económica adecuada y con unas instalaciones apropiadas. Nada de esto es, sin embargo, una realidad generalizada:

 

-       RRHH: han sido tradicionalmente escasos en los archivos universitarios. A esto se une el hecho de que la cualificación profesional no suele ser específica de archivos.

-       Presupuesto: la mayoría de los archivos no cuentan con un presupuesto propio, hecho que afecta a la gestión del archivo y a su relación con los servicios de los que depende.

-       Recursos materiales: los problemas de espacio parecen perpetuarse conforme aumenta la producción documental. Asimismo la precariedad de las instalaciones y de los muebles muebles no hacen del archivo un lugar atractivo y acogedor para trabajar y/o investigar.

Dentro de los recursos materiales, haremos una breve alusión a la informatización del archivo universitario. El uso del ordenador no se ha implantado de forma extensiva en el quehacer archivístico, aunque bien es verdad que existen aquí y allá bases de datos internas más o menos sofisticadas. Hay en el mercado de la información sistemas integrados de gestión de archivos, aunque sólo una minoría disfruta de ellos. Algunos son: Albalá, InvesDoc, Iadoc, Inmagic (estos dos últimos implantados ya en algunas universidades).

3.    CONCLUSIÓN

 

Como conclusión, resaltamos la urgencia con que los archivos debe despertar a las posibilidades que ofrecen las NTIC’s, mucho más con la expansión del documento electrónico.

 

Para poder afrontar el reto digital, es vital, según los profesionales del ámbito archivístico, que las universidades españolas cooperen entre sí. La cooperación nacional a través de la CAU puede ser un interesante punto de partida para la renovación y  empuje de los archivos universitarios.

 

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