1.
Antes de expresarnos en Internet, hay
que conocer a la audiencia. Saber de antemano dónde, cómo y cuándo consumen los
contenidos nuestros destinatarios nos dará pistas valiosas para enfocar el
mensaje.
2.
Hay que recordar que el usuario de los
nuevos medios invierte un tiempo limitado a la lectura. Debemos jerarquizar los
contenidos. Priorizar los de mayor importancia, situándolos al inicio de la
zona de lectura.
3.
Para que el usuario localice fácilmente
la información, lo mejor es una navegación fluida a través de titulares,
ladillos y palabras clave.
4.
Escribir textos breves y claros. Un buen
consejo es redactar el 50% de lo que se incluiría en la versión de papel.
Además, se deben evitar las frases complicadas y que no aportan significado
relevante.
5.
Para que un texto alcance una proyección
global, se debe recurrir a un castellano neutro y sin localismos.
6.
Crear contenidos accesibles es la clave
para llegar al mayor número de usuarios. Hay que adaptar el mensaje a diversos
dispositivos electrónicos, teniendo en cuenta la velocidad de conexión a internet, ofreciendo varios tamaños de letra.
7.
Nunca se sabe la trascendencia que puede
alcanzar un texto en Facebook o Twitter. Por ello, cuidado con la forma y la
ortografía de los contenidos que se emitan, tanto en el ámbito privado como en
el profesional.
8.
Si los mensajes giran en torno a temas
sensibles para la sociedad, hay que prestar especial atención a la corrección
del lenguaje. Los términos políticamente correctos pueden ayudar, siempre y
cuando seamos conscientes de la zona y el contexto en el que se utilizan.
9.
En internet existen ciertas formas de
comportamiento. Básicamente se resume en respetar las aportaciones de los
demás, además de expresarse de forma cuidadosa y clara. Sin malentendidos.
10.
Hay que cuidar el estilo
independientemente de donde nos expresemos. Nuestra reputación digital lo
agradecerá.
Cristina
Górriz de la Cal.
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