lunes, 22 de abril de 2024

La imprenta industrial

§        Pocos cambios desde el siglo XV

 

Hasta el siglo XIX, como comentábamos, las artes gráficas no experimentaron cambios de consideración.

 

Curiosamente, los talleres tipográficos justo anteriores a la industrialización se parecían mucho a los talleres más primitivos. El núcleo del local lo componían las grandes prensas de roble, fijas al suelo y al techo, que se accionaban a brazo de obreros fuertes.

 

La composición tipográfica también se hacía a mano y se entintaba con unas bolas de cuero.

 

La impresión no abarcaba generalmente todo el pliego, lo que obligaba a imprimirlo por partes, ralentizando la producción.

 

Seguía utilizándose el papel verjurado, hecho a mano hoja por hoja, según la receta que se aprendió en la Edad Media.

 

Todo esto está a punto de cambiar con el empleo de nuevos procedimientos técnicos que conseguirán aumentar la producción, abaratarla y hacerla llegar a sectores más amplios de la sociedad.

 

§        Cambios siglo XVIII

 

En el siglo XVIII se consiguen mejoras técnicas en cuanto a la imprenta y la tipografía experimenta un gran desarrollo. Los libros que se imprimen son mejores y más legibles que en el nefasto siglo XVII. Las tintas mejoran su calidad, el papel tiene mejor acabado y la distribución de la mancha en las páginas interiores es aceptable.

 

Es digno de reseñar un nuevo sistema para medir tipos que introdujo un miembro de la familia de impresores Didot. El “punto Didot”, como se denominó, era una regla para establecer la medida de los cuerpos tipográficos, que curiosamente han heredado los procesadores de texto actuales.

 

§        Cambios siglo XIX

 

La gran transformación de la imprenta viene en el siglo XIX, cuando se pasa de los métodos artesanos a los sistemas mecanizados. La mecanización se materializó, como indica Hipólito Escolar en su Historia universal del libro, en los siguientes aspectos:

 

o    EL PAPEL

 

Empieza a utilizarse de forma mayoritaria la pasta de madera para la fabricación del papel, en vez de los deshechos textiles, que habían sido la materia prima hasta el momento.

 

La pasta de madera se trataba con procedimientos mecánicos y químicos para conseguir celulosa pura. Desde entonces, la industria papelera ha seguido creciendo y hoy en día es una de las más contaminantes.

 

Por otra parte, la invención del papel continuo supuso un gran avance para la producción del libro, del que se benefició enormemente el sistema de rotativas.

 

o    LAS MÁQUINAS DE IMPRIMIR

 

El uso del papel continuo en las rotativas fue posible primeramente por la introducción del hierro en la imprenta para sustituir a la madera, pero sobre todo por la invención de la imprenta automática movida a vapor, de la mano de Friedrich Koenig.

 

El creador de la rotativa unos años después fue Marioni, que se centró en la construcción de máquinas de imprimir para la prensa.

 

Todos estos avances para la cultura y la economía tuvieron su lado oscuro en los movimientos obreros, que veían la amenaza cernirse sobre sus puestos de trabajo.

 

 

 

o    LA COMPOSICIÓN

 

La rotativa necesitó también de otro invento fundamental: la ESTEREOTIPIA.

Con el tiempo, los impresores se vieron en la necesidad de encontrar un procedimiento para conservar la composición y no tener que hacerla de nuevo en caso de querer volver a usarla en un momento determinado. Para ello se crearon moldes de cartón sobre los que se derramaba una aleación, que una vez solidificada permitía adaptarla al cilindro de la rotativa. Este invento permitió repetir a gran velocidad tiradas de los libros más solicitados y sacar a la calle hornadas de periódicos, ya que podía imprimirse el mismo texto simultáneamente.

 

Máquinas para componer: la composición mecánica de los tipos en vez de la manual era otra exigencia de la imprenta moderna, acuciante sobre todo para la prensa, que necesitaba poder componer e imprimir noticias a gran velocidad. La LINOTIPIA y la MONOTIPIA facilitaron la composición rápida del texto tanto para máquinas planas como para rotativas. Estos dos inventos, que fueron coetáneos, multiplicaron por cinco la velocidad de composición sin afectar a la calidad de la impresión.

 

o    LA ILUSTRACIÓN

 

Los adelantos técnicos permitieron ofrecer al público libros muy ilustrados, que además incitaban a su compra y a su lectura. A lo largo del siglo se usaron diversos procedimientos:

-       Resurge el grabado en madera, abandonado desde la imprenta primitiva. La xilografía permite intercalar imagen en el texto y además imprimirla a la vez que éste. Se usaron maderas duras como el boj.

-       El grabado en acero fue muy utilizado en la primera mitad del siglo XIX porque abarataba las tiradas. La técnica era la misma que la del grabado en cobre usado anteriormente, pero las planchas de acero son más duras y se desgastan menos. Sin embargo, este tipo de grabado no prosperó a lo largo del tiempo.

-       La litografía fue una de las grandes aportaciones del siglo al libro ilustrado. Consiste en utilizar como plancha de impresión una piedra porosa, sobre la que se dibujaba de forma invertida. Este método dependía de procesos químicos y se trabajaba con tinta grasa y agua. No había diferenciación física entre la plancha y lo que debía ser impreso: no existía relieve como en el grabado en madera, ni hueco, como en el grabado en cobre. Este procedimiento despertó gran interés en los artistas, ya que permitía matices más delicados. La cromolitografía se empezará a utilizar poco después para colorear los dibujos.

-       El fotograbado: a finales del siglo XIX aparecerá el fotograbado, que se apoya en la técnica de la fotografía. Utiliza la acción química de la luz sobre la plancha metálica, generalmente de cinc. Permitía la reproducción de textos, estampas y fotografías. Muy utilizado en periódicos y revistas.

 

§        reacción contra la técnica

Hemos dado un repaso a los avances tecnológicos de la imprenta en los siglos XVIII y XIX. No obstante, hay que reseñar un movimiento que fue forjándose a lo largo del siglo XIX que refleja el sentimiento contrario al mecanicismo imperante por parte de algunos profesionales y artistas.

 

En Inglaterra, un reducido grupo de artistas, denominados “prerrafaelistas” reaccionaron enérgicamente contra la técnica, a la que achacaban la decadencia del arte tipográfico. Uno de sus representantes más activos, William Morris, abogaba por el retorno a los métodos artesanales y llegó incluso a montar un taller de libros de excelente factura.

 

 

§        Siglo XX

 

El siglo XX, por su parte, supuso el triunfo total de la técnica. La informática aparece en este siglo, y ha tenido sus aplicaciones también en la imprenta. A pesar de todo, la imprenta sigue teniendo un cariz eminentemente técnico. Las imprentas modernas usan técnicas como el off-set, el huecograbado y la fototipia.

§        La imprenta industrial en España

 

En cuanto a la imprenta industrial en España, nuestro país asumió las grandes novedades de la Revolución Industrial y la imprenta se mecanizó como en el resto de Europa.

 

La producción, sin embargo, no era muy alta, porque a pesar del aumento de lectores, la alfabetización no era todavía generalizada.

 

En el siglo XVIII destacamos al impresor español Joaquín Ibarra, considerado por muchos el mejor de todos los tiempos. Tuvo un gran sentido estético que le hizo preocuparse por el acabado de sus obras. Utilizó técnicas innovadoras, como el dar al papel una especie de satinado para evitar el relieve de la prensa en la hoja tras la impresión. Asimismo, normalizó la longitud de la línea y consiguió que la ortografía española se modernizara, abandonando los tipos con letras arcaicas.

  

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