En los últimos años se han puesto de moda las palabras coach y coaching, términos ingleses que significan entrenador y que es así como una especie de entrenador personal o particular para ayudar a lograr nuestros objetivos personales y laborales.
Todo el mundo y todos los sectores necesitan su coach o su coaching y principalmente está muy extendido en el mundo de los ejecutivos.
Ante la proliferación de estos nuevos profesionales en todos los sectores, todos los que nos dedicamos al mundo editorial y literario tendríamos que preguntarnos ¿Las profesiones relacionadas con el mundo literario necesitan coach? ¿Un profesional literario podría ejercer de coach?
El término surgió para el ámbito extrictamente deportivo para ir extendiéndose al ámbito empresarial y personal. Se extendió rápidamente por todo el mundo anglosajón y actualmente está implantado por los cinco continentes.
Lo cierto es que nadie sabe bien lo que hace un coach y que hace alguien que contrata un coach. Los tres elementos fundamentales son el coach, el cliente y el proceso y se parte del deseo de querer cambiar las cosas.
El coach es un profesional que se ocupa de personas que quieren conseguir un objetivo y gestionar un cambio en sus vidas. El coach entrena las actitudes y mentalidades del cliente.
El cliente es la persona que desea lograr un objetivo pero no sabe como hacerlo pero ha elegido cambiar y espera la ayuda del coach para conseguirlo.
El proceso son los encuentros que trascurren entre el coach y el cliente.
Una vez visto todo esto y teniendo en cuenta que estas profesiones son las que más están expuestas al cambio, podemos deducir que un profesional literario, editorial o bibliotecario, necesita de un coach para afrontar estos cambios.
Un escritor tiene todo que ganar si permite que un coach le acompañe y le muestre los caminos para lograr su objetivo.
Algunas de las razones por las cuáles los escritores necesitan coach son autoexigencia, duda de la valia, miedo a no dar la talla, angustia de la seguridad económica.
Con los escritores cuyo manuscrito ha sido rechazado en más de una ocasión, es con los que el coach puede jugar un papel fundamental. Un escritor bloqueado hasta que no trata con un coach no sale del atolladero.
Los beneficios que un escritor puede conseguir con un coach son testar energía, desarrollar mentalidad de crecimiento, analizar la comunicación interna y externa, gestionar el talento, el tiempo, las relaciones, las emociones, la personalidad y la inteligencia.
Es cuando a su hoja de ruta incluirá advertencias como claridad en lo que deseo, compromiso con mi objetivo y camino despejado. El coach consigue que el escritor mire hacia su interior.
Es entonces cuando al escritor solo le quedará esperar y es cuando debe manifestar la paciencia que debe tener porque sabe que su objetivo se va a cumplir. El escritor se pone un plazo y es cuando el coach debe averiguar si el plazo puede acortarse o conviene respetar el tiempo de espera.
El coach recomienda al escritor que alterne sus tareas con lecturas relacionadas con el tema tratado.
Como en toda materia, existen lecturas recomendables para lograr llevar a cabo el objetivo propuesto. Entre las más destacables tenemos:
- La sorprendente verdad sobre lo que me motiva (Daniel Pink).
- El talento está sobrevalorado (Geoff Colvin).
- La actitud del éxito (Carol Dweck).
-Switch (Chip Heath y Dan Heath).
-Fueras de serie (Malcolm Gladwell).
Una vez visto todo esto, queda claro que un escritor o un profesional relacionado con el mundo literario necesita coach en algún momento de su vida para clarificar sus ideas y organizar sus objetivos.
En lo que se refiere a si un profesional literario puede ejercer de coach, mi opinión personal es que un escritor experimentado y con el éxito a sus espaldas desde hace años, puede desempeñar esta labor sin ningún problema, ayudando a los más jóvenes y a los que se inician en su camino hacia el éxito y el logro de sus objetivos y proyectos.
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